Por: Alejandro Tapia C.
Al igual que el republicano en 2004, el Presidente demócrata busca reforzar su base de apoyo, y no desgastarse con los independientes.
Corría octubre de 2003. La popularidad de George W. Bush se mantenía en 55%, pero con una baja de 15 puntos en seis meses. Además, el descontento por la guerra de Irak aumentaba y el desempleo se situaba en más del 6%. Advirtiendo que la reelección al año siguiente no sería cosa fácil, Karl Rove, el principal asesor del entonces Presidente republicano, echó mano a su vieja estrategia: reforzar la base. De esta manera, la campaña de reelección de Bush se enfocó en ampliar su base de apoyo, en vez de apelar a los independientes e indecisos. Ello, bajo la premisa de que EE.UU. es un país con un alto número de votantes inscritos en los partidos y con una alta abstención electoral. Así, la clave se encuentra en quién moviliza mejor a sus propios votantes.
Y la estrategia dio resultados. En noviembre de 2004 Bush fue reelecto con 286 votos electorales y el 50,7% del voto popular, contra un 48,3% del demócrata John Kerry. Pese a estar en el extremo opuesto en términos ideológicos, Barack Obama estaría apostando por la misma estrategia de Bush, en el marco de la campaña para su reelección en 2012. Según la revista estadounidense The Atlantic, de forma repentina el Presidente ha puesto énfasis en apelar a su base liberal, en vez de apostar “por su poco rentable coqueteo con los independientes”.
Según dijo a La Tercera el analista norteamericano John Zogby, “ciertamente Obama estaría haciendo lo mismo (que Bush), encantando a sus bases y haciendo que vuelvan a entusiasmarse, en especial los hispanos, los negros y los votantes jóvenes. Además, asustando al centro con la perspectiva de un eventual nuevo gobierno republicano”.
Lo que en ningún caso pretende generar Obama es crear un escenario en el que las elecciones de 2012 se transformen en un referendo a su elección, estrategia que probablemente adoptará su rival republicano. Ello, dado el creciente descontento sobre su gestión (el desempleo supera el 9%) y el descenso de su apoyo, que se sitúa en un 41%. Según The New York Times, esta caída ha erosionado parte del respaldo de sus bases, hecho que lo deja vulnerable. Además, el presidente está a la espera que se defina la carrera republicana, que tiene al ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney, como favorito. Pero la estrategia podría cambiar si su contendor no pertenece al establishment republicano, especialmente si milita en el Tea Party.
De acuerdo con The Atlantic, 14 serán los estados clave para 2012. Ahí figuran los nueve estados que votaron por Bush en 2004, pero que apoyaron a Obama en 2008: Ohio, Indiana, Iowa, Virginia, Carolina del Norte, Florida, Colorado, Nuevo México y Nevada. Sin embargo, el panorama no es muy alentador, ya que entre éstos hay estados que han sido muy golpeados por la recesión. De hecho, la pobreza ha aumentado y llega a un 18,5% en estos lugares.
Fuente: Diario La Tercera