Por José Carreño Figueras
Si todo marcha como creen algunos expertos y a reserva de sorpresas, la candidatura presidencial republicana en 2012 está entre Mitt Romney y Rick Perry.
Y también de acuerdo con esas expectativas, ninguno de ellos lo será por ser el mas destacado del actual grupo de aspirantes, sino por ser el menos malo o el que tiene mas posibilidades de derrotar a Barack Obama.
Y en ese sentido Romney, exgobernador de Massachussetts, parece tener ventaja. No es ciertamente el favorito de los militantes y activistas de la derecha de su partido, pero al mismo tiempo ha sido consistente en términos ideológicos y en su atractivo para quienes contribuyen económicamente a las campañas políticas. Y eso, el dinero, es una forma de votar tradicional en las campañas preliminares a la selección de candidato.
Cuando Perry, gobernador de Texas, anunció su intención de buscar la candidatura presidencial republicana lo hizo apenas a tiempo para registrar su aspiración en todo el país -donde cada estado maneja su propio sistema electoral-, y lo hizo también enmedio de impresionantes expectativas políticas que lo llevaron de inmediato a ser un factor dominante, por un tiempo.
Pero una serie de tropezones en debates y en discursos lo pusieron en aprietos y a merced de las críticas de sus rivales, que entre otras cosas le reprocharon el no ser suficientemente duro contra los migrantes indocumentados.
Ahora, es uno de los dos favoritos de la derecha, junto con la improbable Michele Bachmann, que de ser una oscura diputada por Minnesota pasó a ser la abandera de los “partidos del té” y como tal, una figura emblemática que en las elecciones legislativas de 2010 recaudó mas de 8.5 millones de dólares, en una de las campañas de diputado mas caras en la historia estadounidense.
Para subrayar su contraste con Perry, Bachmann firmó hace poco una “promesa” en la que se compromete a apoyar la construcción de una barda a todo lo largo de la frontera con México.
Pero Bachmann es famosa también por su ignorancia, si no sus errores con los hechos, las cifras y las fechas.
Con todo, Bachmann y Perry parecen dividirse el voto de los “partidos del té”, lo que en principio beneficiaría a Romney, mas identificado con los sectores de derecha moderada dentro de un partido donde al menos en el período actual la morigeración política parece fuera de lugar.
La realidad también es que faltan meses de trabajo en los que no sólo los discursos, sino la organización, serán definitivos. Y al margen de las simpatías que pudieran tener los demás aspirantes, Romney y Perry son los que cuentan con la capacidad necesaria, y eso cuenta.
Fuente: Eje Central / A Dos Puntas