El spot de Correa, un punto de densidad ideológica
Por Laura Ferrandi y Antonela Fric
Es sabida la significación que tienen los spots en las campañas presidenciales actuales, por la información que les brindan a los votantes respecto de los candidatos y sus posiciones políticas y por su carácter masivo respecto de las audiencias. El spot además de ser un medio de publicidad de gran alcance, es un mensaje político televisivo de campaña, persuasivo y construido por los propios partidos políticos. Los spots políticos se caracterizan por su brevedad, eficacia y la posibilidad de controlar el mensaje del emisor, usando los medios de comunicación para su distribución y no para su mediatización.
Ahora bien, ¿De qué habló Correa en su spot de campaña? , ¿Cuál fue el mensaje que dio a los ecuatorianos?
Transcripción del relato verbal del spot “La bicicleta”:
“Desesperanza. Ese era el nombre de la patria hasta que juntos asumimos el reto de construir el sueño ecuatoriano. Ha habido golpes y traiciones que nos han herido el alma pero no han podido rendirnos. El amor por la justicia, por la verdad, por nuestros migrantes, por los más pobres, han sido nuestro bálsamo y fortaleza. Hemos avanzado mucho, hoy la patria está llena de dignidad pero aún falta mucho por hacer. ¿Retroceder? No tiene sentido, una revolución verdadera se hace para siempre y vive siempre. Yo sólo estoy de paso, el poder es de ustedes, pueblo digno que se ha hecho merecedor a días mejores. Por eso este 17 de febrero, con infinito amor, todos por la patria, todo 35.”
En 55 segundos de duración se logró una pieza comunicacional positiva que resaltó el carácter mítico, buscando despertar resonancia en los votantes a partir de mostrar al candidato como un “hombre común y sencillo , como un ciudadano más”; también, se resaltaron los temas, es decir, buscó asociar al candidato con cuestiones particulares que son importantes para diversos grupos de votantes ecuatorianos: “el amor por la justicia, por la verdad, por nuestros migrantes, por los más pobres”, hacer la “revolución verdadera” .
Con la palabra “desesperanza” comienza el spot. Iniciar de este modo un mensaje político parecería contrario a lo que muchos especialistas recomiendan: rondar en enunciados positivos. Sin embargo, en este caso, la desesperanza es un concepto clave en el que se concreta el primer contenido ideológico[1] del texto. A través de ésta se caracteriza a un pasado con el cual Correa marca una diferenciación. La contrastación con ese pasado, conlleva la separación con un modo de hacer política y con determinados actores (los banqueros, los medios de comunicación, la oligarquía), y así aparece de este modo la presencia implícita de un contradestinatario.
Recordemos, que el actual proceso político ecuatoriano se inició hace unos siete años, luego de la victoria electoral de 2006, para el período 2007-2011 con un 56,7% de los votos, en el balotaje que disputó con Álvaro Noboa, donde un conjunto de fuerzas progresistas confluyeron en la creación de un nuevo movimiento Alianza País (Patria Altiva i Soberana), liderado por el actual Presidente Rafael Correa.
A partir de esta matriz ideológico /política Rafael Correa propuso construir una alternativa de gobierno que revolucione las estructuras del viejo Estado. Una de las primeras medidas del Gobierno que tomó fue la convocatoria a una Asamblea Constituyente Democrática, que produjo una nueva Constitución (2008). Esta Constitución fue aprobada mediante referendo por la voluntad del 70 % de la población, y recibiendo el apoyo de todas las organizaciones indígenas del país. Esta nueva Constitución lo posicionó a Ecuador como un Estado de derechos y justicia, plurinacional e intercultural, dejando atrás el modelo neoliberal. A partir de este giro constitucional, se desarrollaron una serie de políticas públicas en materia económica, de soberanía alimentaria, de revolución educativa, de soberanía energética, de comunicación, que les devolvieron a los ecuatorianos, entre otras propuestas, la visión de que la política estaba al servicio del pueblo y no únicamente de los intereses sectoriales privados.
El segundo concepto fuerte que se utiliza en el spot es el de Patria. En torno a éste se pueden hacer dos lecturas: con regularidad, la utilización de esta palabra tiene fines abarcadores, es decir, intenta incluir a la totalidad del electorado, habla de un conjunto social homogéneo y elimina así las diferencias; por lo que puede verse como un rasgo desideologizado. No obstante, Patria es un término altamente ideológico si se lo ubica dentro del relato populista que, por su especial anclaje en las masas, históricamente ha retomado los símbolos y signos nacionales para interpelar a su electorado leal/ partidario.
Al mismo tiempo, Correa asocia a la Patria con el reto de construir y más tarde, con el momento del sufragio (“Por eso este 17 de febrero, con infinito amor, todos por la patria, todo 35”). Pero además, con el concepto de dignidad (“…hoy la Patria está llena de dignidad…”), y en este punto, expresa su pensamiento ideológico, retoma parte de los principios de Alianza País que pueden encontrarse en su manifiesto: la idea del “buen vivir”. En el Manifiesto AP, definen al movimiento como …“una organización política de ciudadanas y ciudadanos, de organizaciones, movimientos y colectivos que se propone luchar por la democracia, la igualdad, la soberanía, la solidaridad, la justicia social, la diversidad, para eliminar la opresión, la dominación, la desigualdad, la injusticia y la miseria. Su objetivo histórico es construir el Socialismo del Buen Vivir. Alianza PAIS impulsa un proceso revolucionario para crear una sociedad incluyente, solidaria y equitativa; promueve el SumakKawsay (Buen vivir, en el kichua ecuatoriano), el desarrollo equitativo, el bienestar común, la libertad basada en la justicia y la paz. Alianza PAIS está comprometida con los más pobres, los desposeídos los cholos, indios, chazos, negros y montubios; con los dominados y explotados que han sido excluidos por la República terrateniente y oligárquica y el Estado burgués, que cumplieron al pie de la letra su rol sumiso en la división internacional del trabajo”…
Volviendo al spot, Correa habla de un “nosotros” fortalecido y que ha progresado. El uso del nosotros en este texto es un tanto ambiguo, por lo que no queda claro si se refiere a un “nosotros pueblo/nación” (inclusivo) o un “nosotros partido” (excluyente). De todas formas, la idea del fortalecimiento es aplicable a ambos y en este sentido, es susceptible de generar una identificación tanto en un prodestinatario (votante partidario) como en un paradestinatario (la masa anónima). En ambos casos cumpliría una función motivante, ya que un “nosotros pueblo/nación” fortalecido le habla a la masa anónima (paradestinatario) sobre la capacidad de gobierno de Correa y los logros obtenidos; mientras que un “nosotros partido” fortalecido refuerza el vínculo con los integrantes y simpatizantes de Alianza País (prodestinatario).
Otro elemento central dentro del spot es el concepto de amor: el amor a la justicia, la verdad, los excluidos (pobres y migrantes). Con esto el texto expresa dos cuestiones fundamentales, en primer lugar, expone ciertas temáticas y valores, con lo que nuevamente se observa reflejado el pensamiento político. Pero además, se enuncia el amor como valor en sí mismo, como, “bálsamo y fortaleza”, como filosofía del movimiento al que pertenece. Y termina asociando dicha filosofía con el momento del sufragio (“…este 17 de febrero, con infinito amor, todos por la patria, todo 35.”)
Pero esta definición conceptual merece otras menciones, la presencia del amor en el discurso tiene una función altamente motivante, y pretende activar el factor emocional en el destinatario. Para quienes conciben a la política desde una perspectiva meramente racionalista, la presencia de este término puede parecer infundada y hasta resultar contraproducente. Sin embargo, Giovanni Sartori escribió al respecto que “resulta claro que el lenguaje emotivo está mucho más cerca de nosotros que el frío y desapasionado lenguaje lógico. Se lo puede deplorar, pero lo mismo da: es un hecho” (Sartori, 1979:19).
Es de público conocimiento en el ámbito de la Comunicación Política que lo emocional es uno de los elementos especialmente influyentes en las decisiones de los votantes. Nuevas corrientes analíticas que integran la política con las neurociencias y la psicología cognitiva han realizado un aporte significativo al campo. En esta línea, G. Bertoldi, sostiene que “entender las claves de la “política del deseo” es también un imperativo político cuando el territorio de los sueños de las audiencias se convierte en el campo de batalla donde nuestros mensajes guerrean con los de los oponentes, hombre a hombre, casa por casa, en un lugar que ya no es más físico, sino emocional”[2].
Si analizamos los mensajes de campaña electoral en América Latina de los últimos años, encontramos infinidad de ejemplos donde se resaltan las emociones y los valores. Así, Lula Da Silva en las elecciones del 2002 en Brasil utilizó el slogan “Lulinha paz y amor” en su primera campaña; Hugo Chávez en Venezuela en el 2006 realizó un spot denominado “Por amor”; Ollanta Humala en Perú en el 2006 delineó una estrategia nacionalista sintetizada en el spot “Amor por Perú”; Daniel Ortega en el 2006 en su postulación a presidente de Nicaragua, utilizó el slogan “Un mismo amor por Nicaragua”; Rafael Correa en la campaña del 2009 expuso una serie de slogans, entre ellos, “Con amor infinito”; en Argentina, en la campaña de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner de 2011 fue “La fuerza del amor”, como una verdadera síntesis de los sentimientos y emociones que reinaban dentro del Kirchnerismo por ese entonces. Y así, podríamos continuar identificando mensajes donde el componente emocional está presente en la construcción discursiva de los mensajes de campañas.
Con el amor ocurre algo similar a la palabra Patria. El anclaje sobre una idea que denota el consenso y la unidad en lugar de las disputas, apunta a un público anónimo e intenta llegar a distintos sectores del electorado. Pero esto no deja de lado que sea un concepto históricamente retomado por los discursos populistas de distintas partes del continente latinoamericano y un objeto esencial en el vínculo del líder con la masa, que ha despertado un gran interés desde las ciencias sociales. Esto hace que el amor se vuelva, paradójicamente para muchos, un eje conceptual de gran peso ideológico y que sintoniza con el prodestinatario.
Pero volviendo al recorrido del spot, en lo que sigue del texto se registran más marcas del pensamiento político. La construcción “revolución verdadera” tiene varias implicancias: en primer lugar, es la manifestación del proyecto político que propuso e inició Correa desde su primer mandato y al que denominó “Revolución Ciudadana”. A esta definición se la asocia con la idea de perdurabilidad (“la revolución verdadera se hace para siempre y vive siempre”) y allí se encuentra una coherencia con el slogan “Patria para siempre!”. Con esto se hace hincapié en la continuidad del cambio que es la valencia[3], la propuesta diferencial de la campaña de Correa.
La idea de continuidad del proyecto se hace presente en otro de los slogans de la campaña: “Tenemos Presidente. Tenemos a Rafael.” Enunciado en el que además se puede ver con claridad la posición dominante de la fuerza política, ya que se reivindica la defensa de lo existente. Como se puede ver hasta ahora, lejos de ser meras palabras, cada oración, cada afirmación está dotada de un fuerte peso simbólico-político.
A continuación, se encuentra en el texto al enunciador del mensaje, el candidato (“Yo sólo estoy de paso…”). Es la única aparición explícita del “yo” enunciador, quien se caracteriza como algo momentáneo. Con esto se intenta hacer una distinción entre el líder y el proyecto, denotando una primacía de las ideas por sobre el candidato. Esto, otra vez, es la expresión de un valor político. Y la ideología sigue apareciendo en la lectura del spot: la concepción del “poder” que propone Correa es democrático y popular (“el poder es de ustedes”). Y a propósito de esto, hay una exaltación del pueblo al ser descripto como digno, merecedor y soberano.
Como consecuencia de este recorrido y en consonancia con lo expresado inicialmente, se puede comprobar que existe en la construcción discursiva del spot de Alianza País rasgos simbólicos que mantienen una coherencia y correlación con las políticas, las acciones y el proyecto encabezado por el candidato. Es decir, tiene un sustento político claro que deja en jaque aquella visión que reduce la comunicación política a la mera aplicación de técnicas.
Las técnicas de comunicación existen pero nada tienen que hacer sin un contenido político. Contrario a lo que ciertas tendencias comunicacionales suponen, los políticos no son productos comerciales que puedan ser armados y vendidos. Esa es una perspectiva que caduca todavía más en tiempos como estos, de resignificación de la política en nuestro subcontinente. Cualquier expresión es decididamente ideológica, aún la no inclusión de atributos políticos en un discurso constituye una intención y una postura política sobre el contexto.
[1] RIORDA, Mario y FARRÉ, Marcela. ¡Ey, las ideologías existen! Comunicación política y campañas electorales en América Latina. Buenos Aires, Biblos, 2012.
Para realizar el análisis del spot tomamos las categorías analíticas propuestas por Mario Riorda y Marcela Farré. La matriz propuesta por los autores pretende indagar sobre el contenido ideológico del mensaje electoral, a partir de dividir este contenido en dos tipos de componentes: el simbólico y el político y cada uno de ellos desglosado en subcomponentes y variables.
[2] BERTOLDI, GUILLERMO (2009) La Campaña emocional. Comunicación Política en el territorio de los sueños; Edit. Dunken, Colección Estrategia; Buenos Aires, pág 17.
[3] Por valencia se entiende al componente diferencial que caracteriza y distingue a un actor político del resto. Riorda y Farré lo denominan como el valor prioritario, un fin deseado y apropiado por la fuerza electoral en torno al cual ella se posiciona. Esta definición de valencia encuentra cierta relación con lo que Ernesto Laclau llama “equivalencias” para definir las demandas sociales que actúan como componente unificador y constitutivo (entre otros) de una identidad colectiva.