Ser visto en lugares públicos, frecuentados por los ciudadanos, acerca al político a sus votantes (y a los que no lo son), le hace parecer más cercano y menos «burocrático». Desde el equipo de Barack Obama lo saben bien, y resulta habitual verle aparecer −de modo improvisado− en numerosos locales de comida rápida, en Washington, sobre todo, pero también en otros lugares, en el transcurso de sus numerosos viajes.
El pasado 25 de octubre, aprovechando su visita para apoyar al candidato demócrata de Nueva York, Bill de Blasio, ambos hicieron una parada en Junior’s, la panadería más conocida de Brooklyn, en la que pidieron unas galletas y una tarda de queso. Allí habló distendidamente con los empleados, comentando que se comería la tarta en el Air Force One y que las galletas eran para sus hijas. También aprovechó para presentarles a Di Blasio, «el futuro alcalde de la ciudad». Y, por supuesto, bromeó con los neoyorquinos presentes en el local.
Otra ocasión, anterior, en la que se vio a Obama en un local de este tipo, fue el 5 de octubre, durante el «cierre» del Gobierno. En plena batalla entre el Presidente y los republicanos, una tienda de comida rápida lanzó a todos los funcionarios despedidos una oferta muy simple: 10 % de descuento en sus sandwiches y una galleta de regalo. Tal como indica César Calderón, ni cortos ni perezosos, el presidente Obama y el vicepresidente Biden salieron andando de su oficina en la Casa Blanca, se dirigieron paseando hasta la tienda y compraron su sandwich de pavo con mostaza, proyectando una imagen tanto de normalidad como de solidaridad con las decenas de miles de trabajadores despedidos.
Ambas visitas no son casuales. Desde que Obama fuera elegido de nuevo Presidente, ha ido a diferentes locales, siempre rodeado de cámaras de fotos y generando vídeos, que luego cuelga en los diferentes canales online de la Casa Blanca. También se deja fotografiar sin problemas, por parte de aquellas personas que le ven y le saludan, con la idea de que, unos momentos más tarde, puedan difundirlo en sus propias redes.
Incluso ha almorzado en alguno de ellos con representantes extranjeros (con el objetivo de ‘suavizar’ la tensión), como por ejemplo con los enviados rusos, incluyendo al presidente Medvédev, durante la crisis de la espía Anna Chapman.
Fuente: Blog de Antoni Gutierrez-Rubí