Por: Carlos Soria Hera venerada, la de los grandes ojos, obligo al Sol infatigable a hundirse, con desagrado, en la corriente del Océano. Y una vez culto, los divinos aqueos suspendieron la enconada pelea y el general combate. La Ilíada, Homero.
Por: Carlos Soria Hera venerada, la de los grandes ojos, obligo al Sol infatigable a hundirse, con desagrado, en la corriente del Océano. Y una vez culto, los divinos aqueos suspendieron la enconada pelea y el general combate. La Ilíada, Homero.