Frases como “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país” han pasado a la historia de la política mundial por su brillantez, concisión y apelación directa al ciudadano.
Frases como “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país” han pasado a la historia de la política mundial por su brillantez, concisión y apelación directa al ciudadano.