La carrera por la Alcaldía Mayor de Bogotá avanza a pasos agigantados y con los primeros careos televisivos, los bogotanos ya empiezan a hacer su propia radiografía de los candidatos. Expertos analizan el uso de la imagen como estrategia electoral y cómo ésta puede ser determinante a la hora de decidirse por uno de ellos.
Por Sara Posada
Quienes aspiran a ‘reconstruir’ Bogotá, después del descalabro de la administración Moreno, no sólo se la juegan por sus propuestas y promesas. Estilo e imagen a la hora de hacer campaña son determinantes tanto para reforzar el apoyo de los convencidos como para atraer el voto de los indecisos.
Según Sol Laverde, internacionalista y especialista en Gerencia de Campañas Políticas de la Universidad George Washington, en los momentos de falta de definición del mejor candidato, aspectos visuales pueden llegar a jugar un papel fundamental en la elección. “Quien mejor lenguaje corporal tenga, quien tenga una imagen fresca y actual o simplemente quien proyecte lo que el electorado quiera ver, es quien gana entre la población que no investiga o empapa de los proyectos en contienda”.
“En algunos casos el electorado tiende a ser flojo y no documentarse acerca de las propuestas de cada candidato, lo cual lo lleva a inclinarse por aquel que más simpatía o seguridad proyecte”, dice Laverde.
Esta tendencia que afirma la experta, más frecuente en sociedades con déficit de educación política, permite deducir que el impacto visual – verbal en la relación candidato – elector, cobra especial fuerza en detrimento del contenido del programa político, así como cuando la ciudadanía ya reconoce la trayectoria política de sus gobernantes y hace la asociación espontánea imagen – gestión.
Armando Silva, Ph. D en Filosofía y Literatura Comparada de la Universidad de California y experto en semiótica y psicoanálisis, explica con base a su teoría de los imaginarios urbanos, que la “imagen no es solo la que se ve en una foto sino la que se construye por los recuerdos que se tengan de una persona. No vemos con los ojos, sino con lo que imaginamos de alguien, y al tratarse de una persona pública aumenta esa percepción colectiva”.
Radiografía de estilos
Apariciones como las del gran debate del pasado 22 de agosto dan claves importantes para analizar la imagen en política, Silva define a Mockus como el personaje que encarna el deseo de ciudad de todo bogotano: “honestidad, educación y civismo son los tres anhelos que él personifica” y que pueden llevar a alcanzar la Alcaldía por tercera vez. No obstante, cree que Mockus ha perdido gestualidad y entusiasmo, y así coincide con Laverde, quien dice que la brillantez por la que era reconocido en el pasado se ha opacado en sus últimos discursos disminuyendo su carisma.
En cuanto a Petro, Laverde, considera que posee un talante indiferente aunque sorprende a la ciudadanía por su elocuencia. No obstante afirma, que “por más que lo vean brillante en sus argumentos, (la ciudadanía) tiene resentimiento acerca de su pasado”. En contraposición Silva resalta la acogida que tiene Petro en los estratos más altos y considera que más que el EME, a Petro le pesa el Polo. Destaca del líder del Movimiento Progresista, su buena oratoria y gran manejo de los medios. “Es audaz, se muestra tranquilo y seguro y esto va con su imagen que quiere proyectar de hombre independiente”
Para Peñalosa, Laverde plantea que “dado que el dolor que siente nuestra capital actualmente, puede que la ciudadanía se acoja al dicho de, ‘más vale malo conocido que bueno por conocer’. Y en relación a esto, Silva cree precisamente que Peñalosa “no se proyecta al futuro con algo distinto a lo que le conocemos” y los bogotanos siguen esperando una explicación sobre su responsabilidad por gestiones de Transmilenio,”como los contratos leoninos y abusivos que aprovechan los 12 dueños de Transmilenio”.
Pese a la cruz que pueda llevar a cuestas “Peñalosa tiene una gran base que lo apoyará y su relación con Uribe arrastrará automáticamente a los fieles uribistas”, afirma Laverde. Explica además, que si de imagen se trata “Peñalosa fue un gran gestor en hacer nuestra ciudad
bonita visualmente”.
‘Arriba de los honestos estoy yo’, parece ser la frase del debate que marcó a Silva para definir a Aurelio: “ser el ‘más honesto de los honestos’ evidencia el propio miedo que tiene a que se le tilde de corrupto. No hace más que retratar su miedo por pertenecer al partido más cuestionado en este momento por los bogotanos”
Y sobre la terna Parody – Galàn – Luna, las opiniones de los expertos coinciden en bastantes puntos: aires nuevos, frescos y juveniles que convencen por lo novedoso, pero se acartonan en su imagen y consignas.
Gina, que maneja un estilo impecable, según Laverde, “ha sabido aprovechar su papel diferenciador por ser la única mujer en la contienda, aunque su talante ha dejado en algunos la impresión de superficialidad”.
Galán, como imagen más sobria de la terna, transmite pulcritud, se le ve seguro y confiado de su maquinaria política, pero no deja de estar “encarcelado en la imagen de su padre, y termina por proyectar ser el hijo de papi, sin personalidad propia, lo cual le resta credibilidad” dice Silva. Y aunque ganó admiración en el debate, “su apellido no es suficiente para movilizar a los votantes”, complementa Laverde.
De Luna, ambos coinciden en su imagen elegante, juvenil, de líder simpático y sonriente capaz de traer el verdadero cambio a la ciudad. “Deja ver un profundo deseo de cambio, aunque hay algo en su sonrisa un tanto artificial y en su traje y peinado tan formal que puede no irle y lo ‘envejece’ paradójicamente”, afirma Silva.
Quizás nueva alianzas traigan nuevas radiografías y nuevos análisis de los aspirantes a la Alcaldía. De momento las opciones y sus imágenes de campaña son variopintas y habrá que esperar hasta el 30 de octubre para saber cuál es el estilo por el que se decantan los bogotanos, para dirigir su ciudad.
Fuente: Confidencial Colombia