La oratoria de Kennedy

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Discurso Político

Por Yago de Marta

Estos días he estado pendiente de acabar la jornada para ver “The Kennedys”. Sí, la serie aquella sobre la familia más famosa de América que encargó History Channel y que jamás se atrevió a estrenar. Esa. La cuestión es que la serie acerca a los hombres que escribieron la historia desde una perspectiva más humana que política (si es que eso se puede separar). Y en el capítulo 2 me encontré con una escena que me quedó grabada (hay otras de las que hablaré otros días).

En uno de los primeros actos de la campaña presidencial, “Jack” (JFK) tenía la mirada perdida. No miraba a un lugar concreto, parecía mirar algo en el suelo o en las pareces. Enrolló el discurso y comenzó a moverlo de forma aleatoria. Metío una de sus manos en el bolsillo del pantalón… Titubeaba… Trataba de buscar las palabras pero parecía que se le escapaban.

Su padre (el mejor de la serie) acompañado por un asesor dijo:

– Necesitamos nuevos speechwriters

El asesor le miró y dijo:

No es lo que dice, es cómo lo dice.

JFK no conseguía el tono y su padre pensaba que era cosa de los escritores de discursos (qué fácil es echarles la culpa).
Al poco tiempo tuvieron otro acto junto a madres de caídos en la guerra. A Kennedy, como héroe de guerra, le dijeron que se pusiera unas muletas.

– ¿Por qué?- Preguntó Kennedy

– Por que tienes que parecer un héroe de guerra.

Le dieron también su medalla y JFK parecía incómodo con la idea.  Le dijeron:

Luce esta medalla, las madres te estarán mirando a ti pero estarán viendo a sus hijos (WOW!!!!!)

Al poco de empezar su discurso, John Fitzgerald Kennedy, se fijó en las madres que le rodeaban. Sintió lo mismo que sintió en la guerra. Y comenzó a hablar con fuerza, a mirar al público, a entrar dentro de él. Comenzó a brillar. El padre, que le observaba en cada acto, dijo:

Ahora lo ha hecho bien, es porque habló desde el corazón. De eso va todo.

!!!Los cinco minutos de serie estuvieron trufados de detalles!!! Vimos el modelo corporal de la ansiedad y los nervios, vimos la culpa al que escribe los discursos, vimos lo importante de parecer héroe además de serlo… Vimos que lo importante no es lo que tiene delante el público sino lo que le haces que vea (y sienta), vimos cómo sintonizar con una emoción hace mejorar la comunicación… Y vimos cómo, al final, siempre saca una conclusión simplificada para explicar la maravilla de alguien brillando.

Imagino que quieres derrepente  quieres ver la serie. Te la recomiendo. No es “The West Wing” pero acerca a una época que marcó lo que ahora vivimos.

Fuente: Blog de Yago de Marta