Muchas son las preguntas para tratar de explicar el porqué de la tan baja y disminuida (al momento de la redacción de este comentario) campaña presidencial de la candidata del Partido Acción Nacional, Josefina Vázquez Mota.Diversos analistas de prestigio como Denise Dresser, y periodistas como Álvaro Cueva del Diario Milenio o Ricardo Alemán del periódico Excélsior, han hecho múltiples críticas que van, desde el diseño y producción de sus spots de televisión, las faltas en la logística de campaña y hasta lo que han llamado “un desastre” en materia electoral.
Pero lo que muy pocos han analizado es la situación interna que vive el partido, el Partido que en el año 2000 significó para muchos mexicanos -me incluyo- la opción y la esperanza del verdadero cambio para el país.
En este momento, recuerdo una gira que realizó el entonces Precandidato Vicente Fox a mi estado -Oaxaca- y donde por coincidencia, un servidor coordinó la gira en diversos municipios de la Región Mixteca, a través de la polémica agrupación Amigos de Vicente Fox A.C.
Era octubre de 1999, cuando fuimos notificados de la gira antes que el propio dirigente estatal del PAN. La gira se realizaría durante dos días en el estado -19 y 20 de noviembre- y en la capital solo se realizaría un mitin en la Alameda de León. El tamaño de la responsabilidad era titánico para un equipo compacto y limitado de recursos que tenía que resolver traslados, hospedajes, organización de eventos, recorridos en seis municipios y hasta temas alimenticios en la dieta del entonces precandidato.
Muy claras las palabras de un entonces senador por Puebla que nos decía, “vamos a luchar contra las propias resistencias del partido”. No lo creí, hasta que en carne propia comenzó el calvario. Cuando hubo que distribuir tareas a las dirigencias del partido, éstas no cumplían y hasta se empeñaban en entorpecer y boicotear las actividades programadas. Eran al menos 70 corresponsales locales, nacionales y hasta internacionales quienes iban detrás de la gira y el partido solo reservó -con una clara intención- 15 habitaciones en un hotel de muy bajo costo, o por ejemplo el hecho de que la autoridad municipal -emanada del mismo partido- se negaba a dar el permiso para la realización del mitin en la explanada de la municipalidad sin argumento suficiente, más que la nula voluntad política que se sentía a simple vista.¿A qué va todo esto? A que cuando nos trasladábamos de Tehuacán (Puebla) a Huajuapan de León, le fui informando –a Vicente Fox- de la situación que prevalecía en torno a la gira. Recuerdo claramente su respuesta “no te preocupes, vamos a ganar a pesar del PAN”. Y así fue, porque independientemente del frustrado cambio, Vicente Fox logró configurar un triunfo a pesar de las resistencias de una estructura acostumbrada a perder, al “ya merito”, al “hay para la otra”, dejando claro que la voluntad ciudadana rebasó a todos los partidos, iniciando por el partido que lo postuló y que hoy, lo tiene en el total abandono.
Aunque, en esta ocasión, los números en las encuestas no permiten a nadie adelantar un eventual triunfo de Vázquez Mota, es muy cierto que en el interior del PAN, existen muchas pugnas que le están cobrando la factura a su candidata presidencial y que además, arrastra a muchos candidatos a senadores, diputados y hasta a gobernadores que podrían ver truncadas sus aspiraciones políticas.Y creo oportuno el análisis en un tema para muchos no muy conocido, y donde centraría uno de los principales errores en la campaña panista: el control que ejercen los Comités Directivos Estatales.Independientemente de los conflictos entre los grandes actores políticos panistas, los números en las encuestas me dejan claro que hay una falta de coordinación entre el comité central de la campaña presidencial y el Partido. ¿Y esto qué tiene que ver con los Comités Estatales? Muy sencillo, en la mayoría de estos existe un control absoluto de las estructuras partidistas, que va desde la manipulación de los padrones internos, la imposición de candidatos, el control de las prerrogativas que otorga la autoridad electoral y hasta el visto bueno para aquellos militantes de ese partido que deseen ocupar una posición en el gobierno federal a través de sus representaciones en los estados. No se diga en los estados donde el PAN no es gobierno, porque en la mayoría de los casos, sus “líderes” estatales se convierten en empleados y hasta bufones de los gobernantes en turno.
Pero, ¿y por qué tanto poder? Muy simple. Porque la dirigencia nacional es electa a través del voto secreto de un Consejo Nacional -una especie de cónclave-, en donde pueden votar 300 militantes electos a propuesta de Asambleas Estatales, organizadas precisamente por los Comités Directivos de cada entidad; y por otro lado, un pequeño grupo de militantes considerados “consejeros ex oficio” que son militantes que se han distinguido como ex presidentes del partido o por ser electos consejeros nacionales en varias ocasiones consecutivas. Y entonces, en el afán de garantizar la “gobernabilidad” interna, estos comités se han vuelto intocables, de total autonomía para el manejo de sus recursos, donde la dirigencia nacional los cuida y hasta los encubre, en el afán de conquistar su voluntad para la siguiente elección del presidente nacional, o para contar con su apoyo en alguna decisión que convenga a la dirigencia nacional, e incluso al Ejecutivo.
De tal manera, que son los comités estatales quienes en cada Entidad coordinan la campaña de Josefina Vázquez Mota, y son además quienes distribuyen -o no- los recursos de campaña, a quienes no les interesa que Vázquez Mota triunfe o pierda la elección, sino solo les mueve el interés único de mantenerse en el poder y lograr colocar amigos y afines en las candidaturas y en las listas plurinominales. No hay escuela de líderes y no se generan cuadros de calidad, al grado que en muchos estados, se ha echado mano de ex militantes de otros partidos para presentar candidaturas competitivas.
Una muestra más de esta crisis se manifiesta en el constante atropello a los derechos de los militantes, y es que desde 2006, el Partido Acción Nacional ocupa, y por mucho, el lugar número uno en los Juicios de Protección de Derechos Políticos Electorales de los Militantes. Mientras que militantes priistas promovieron alrededor de 700 juicios ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), los del PRD duplicaron la cifra en 1591, y en el caso de panistas que impugnaron la violación a sus derechos llegaron a 40.147. ¿No es acaso sorprendente, cuando se trata de un partido que enarbola su ideología como humanista y del respeto a la dignidad de la persona?Los resultados ahí están, son claros, existe un total divorcio entre la campaña presidencial y el Partido, es evidente que en los estados la campaña ha quedado en la sombra y en conflictos internos que en nada benefician a la candidata presidencial. Por su parte, en los bunkers de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD) puede verse actividad en las noches o en fines de semana -en tiempos de campaña-, en el PAN es común encontrar oficinas con horarios establecidos y burocracias que poco ayudan a que su candidata pueda obtener los mejores resultados.Quiero pensar que Acción Nacional no ha dejado sola a su candidata, producto de una elección interna reñida y a simple vista democrática, quiero confiar en que el hecho de que Josefina no haya sido la preferida del Presidente Calderón, no signifique que exista un cada vez más claro abandono entre la candidata y su propio partido. Pero al menos, de momento, los números no me dicen otra cosa.
Fuente: Blog Comunicación a la Deriva