“No todo es imagen”, es una de las frases con las que concluye una reciente película mexicana centrada en una campaña electoral, tratando de descalificar el trabajo del asesor de comunicación y de preponderar el contenido frente a la forma. Sin que la frase deje de ser cierta, tampoco se puede negar que una buena estrategia de comunicación e imagen es un factor determinante e indispensable. En un país como México, con un público tan amplio y diferenciado, cualquier mínimo detalle puede significar la ganancia o pérdida de un buen número de votos, más aún teniendo en cuenta la actual influencia de Internet en la política.

El estudio correspondiente a las preferencias ciudadanas de mayo realizado por Consulta Mitofsky revela que Enrique Peña Nieto sigue encabezando las encuestas, con dieciocho puntos de diferencia respecto a Josefina Vázquez Mota (38,4% y 20,8%, respectivamente). Sin embargo, en diciembre del 2011, la diferencia entre ambos era de veintidós puntos (42% y 20%). Por su parte, Andrés Manuel López Obrador se mantiene cerca del diecinueve por ciento de las preferencias. Gabriel Quadri está cerca del dos por ciento, experimentando una leve mejora tras el primer debate.
El reto de no cometer errores
El candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, continúa siendo el favorito para convertirse en el próximo presidente de México, sin embargo, desde finales del 2011, ha sufrido altibajos en los estudios de opinión, debido sobre todo a los errores que ha cometido ante los medios de comunicación, y que las redes sociales se han encargado de maximizar. Con tan alto nivel de notoriedad, Peña Nieto tiene poco margen para construir, por lo que la clave de su éxito será no destruir.

Construir para destruir
Consciente de que a Peña Nieto le conviene no cometer errores, la tarea de Vázquez Mota para mantener sus esperanzas es forzar a su principal oponente a errar; por ello, no faltarán nuevos ataques al priísta, pero no serán los únicos deberes del PAN.

Construir su imagen en base a su verdadero estilo será su mejor arma contra Peña Nieto, más incluso que cualquier campaña negra, que no hace más que destacar la figura de su oponente y darle voz en la agenda electoral para defenderse mediante sus intereses.
Asumiendo riesgos
El candidato del PRD, López Obrador, es tercero en las encuestas, girando en torno al 20% de las preferencias. Es tan conocido como Peña Nieto, por lo que su margen para construir también es escaso; además, tiene la peor imagen, con el 29% de opinión negativa, aunque este indicador va a la baja desde febrero.

AMLO está haciendo una campaña centrada en sus votantes, con un mensaje claro, como “el cambio verdadero”, y está inmerso, de lleno, en la pelea por el segundo puesto junto a Josefina Vázquez Mota. Sin embargo, al igual que la panista, el objetivo es claro, hacer caer a Peña.
Herramientas de vigilancia
En todas las campañas, los pequeños detalles cuentan, pero en el caso de la que nos ocupa, los últimos acontecimientos han demostrado que cualquier error puede variar la tendencia de los estudios de opinión.

La gran diferencia respecto a otras elecciones presidenciales mexicanas es que, en esta contienda, los candidatos serán custodiados por una herramienta como Internet y sus redes sociales, capaces de elevar a la máxima potencia cualquier pincelada. Los ciudadanos vigilan cada movimiento de los candidatos, las cámaras de sus smartphones están preparadas para no dejar escapar ningún detalle. El cuidado de la imagen será más valioso que nunca.
Fuente: Imagen Estratégica