El discurso antes y después. Las 5 claves de entrada y salida.

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Discurso Político

Cada día, vives sometido a ruidos y silencios. A sonrisas y cara de estupor. A miradas complacientes y reproches dolorosos. Siempre estás comunicando, desde que te levantas hasta que te acuestas. No te das cuenta pero emites comunicación (gestos, palabras, silencio) a cada segundo. Sin embargo, cuando hablas en público dejas de hacerlo…como siempre. Le das la importancia y la solemnidad que no tienen tus actos cotidianos. Error. Tú debes ser siempre el mismo independientemente del lugar en el que comuniques. Aunque no todas tus palabras se sentirán igual de cómodas según el contexto. Esto es lo que debes cambiar. Lo que suena, no quien toca. Son muchos años entrenando y preparando a gente importante (cargos políticos y empresariales, pero no sólo) para que comuniquen bien, sean más escuchados y queridos, sean recordables e influyentes y sean ellos mismos sin dejar de ganarse el respeto de los demás.

Desde esa experiencia, te ofrezco cinco pasos sencillos, comprensibles y efectivos que te servirán de ayuda para iniciar el camino del discurso poderoso (que tiene punch y fuerza), influyente (que provoca cambios de pensamiento y/o actitud) y memorable (que permanece en  la mente de quien te escucha el tiempo suficiente hasta que un discurso mejor lo sustituye). Cinco pasos de entrada y cinco de salida. Dicen que el éxito de un discurso está en el principio y en el final. Pero el éxito de un orador siempre estará en el trayecto que los hace posibles.

 

DE ENTRADA
  1. El primer minuto de tu discurso es importante, no porque sea el primero, sino porque no será el último. Disfruta y sonríe desde el principio.
  2. Cuando escribas, hazlo la primera vez con el corazón. Para ello tienes que ver las caras de los personajes de tu historia. Y luego reescribe con la cabeza. Para ello piensa en las razones que moverán su comportamiento. Todo eso está ya escrito en ese folio en blanco.
  3. No esperes un segundo para conquistar el mundo (la audiencia). Comenzar un discurso sabe cualquiera. Conectar no. Decide.
  4. No seas un vendedor de motos, sino una moto vendiendo. Carbura, acelera o frena en función de quién recibirá tu entrega. Recuerda que la ilusión del regalo no la hace el brillo del envoltorio sino la utilidad del contenido.
  5.  Cuando escribas, tus ideas deben volar en clase business. Tus palabras, en clase turista.
DE SALIDA
  1. Todo discurso termina en el silencio y en la sonrisa, no en la palabra. Es el maridaje perfecto.
  2. La memoria del oyente vuelve a activarse cuando sabe que estás terminando. Es momento de que te recuerden (las ideas-business), no de que te despidan.
  3. El tono del mensaje es el espíritu de la idea. Todo guionista piensa en la música que pondrá fin a su película. Escribe mientras oyes tu melodía.
  4. Un orador no es un constructor de viviendas vacías, sino un artesano que transmite conocimiento y herramientas de su saber. No le digas a la gente para qué sirve un martillo, muéstraselo.
  5. Procura que tus últimas palabras (y gestos) sean versátiles, flexibles, personales y que cambien según el contexto. Recuerda que tu discurso sólo será inmortal si el público decide que lo sea. Sólo el oyente tiene la capacidad de darlo por finalizado. No dejes que contemplen tu obra: haz que la comenten.