Por: Victor Armas Zagoya
El triunfo del Presidente Barack Obama en los comicios presidenciales del martes pasado, ha sido opacado por diversos aspectos relevantes del ámbito económico, político y militar; que no sólo obstruyen los festejos del Partido Demócrata, sino que también ponen en evidencia la fortaleza institucional de la administración federal norteamericana, además que presagian nuevo escenario de disputa en el terreno legislativo, particularmente por la posible actualización del régimen fiscal.
En su primera intervención tras ser reelecto, el Presidente Obama anunció que aumentaría los impuestos a los más ricos, enfáticamente anunció que para lograr reducir el déficit del gobierno, se debería implementar un programa de recorte de gasto con un aumento en la recaudación, señaló que eso significaba “pedir a los estadounidenses más ricos que paguen un poco más de impuestos”. Sin lugar a dudas, la medida es indispensable para lograr salir del estancamiento económico e impulsar un mayor crecimiento; decisión que abre un primer frente en el Congreso Norteamericano, puesto que la administración Obama se enfrentará a una mayoría Republicana, que en gran medida no comparte esta determinación fiscal o considera que no es el tiempo idóneo para llevarla a cabo.
La disputa que se avecina en el Congreso, pondrá a prueba la capacidad de negociación y construcción de acuerdos de la administración Demócrata, para evitar lo que se ha denominado “precipicio fiscal”, ambos partidos deben lograr un consenso que permita reducir el déficit público, enfocado en la generación de empleos y el desarrollo económico. La intención del Presidente Obama es aumentar impuestos a los norteamericanos que cuente con ingresos superiores a los 250 mil dólares y a la vez reducir contribuciones a la clase media. También pretende convencer a los Republicanos que dominan la Cámara de Representantes, para que apoyen su compromiso de campaña de aumentar la generación de empleos a través de la inversión pública en obras de infraestructura, como la construcción de aeropuertos, carreteras y escuelas. Incluso crear un millón de empleos en la industria por medio de una nueva red de institutos de manufactura innovadora. Pretende convencer a los congresistas Republicanos de incrementar 100 mil empleos para maestros de matemática y ciencias.
Para Barack Obama, no sólo el aspecto fiscal le representa un reto, sino también el cumplimiento de sus compromisos de campaña en el ámbito laboral; lo que transita por la reforma migratoria, compromiso pendiente desde su primer periodo. Es menester destacar que 7 de cada 10 latinos emitieron su sufragio en favor de los Demócratas, situación que ponen en relieve la importancia de estructurar una política migratoria que atienda la situación irregular de 11 millones de indocumentados que actualmente residen y laboran en la Unión Americana; pero el desafío se centra en que la decisión necesariamente tiene que pasar por la Cámara de Representantes, lo que obliga a edificar un entendimiento político entre la administración federal y el Congreso, ya que al final este último decidirá si existe o no una reforma migratoria.
Los programas de salud se convirtieron en el baluarte de la campaña política Demócrata, la fortaleza institucional del medicare, fue uno de los factores que influyeron en los votantes que otorgaron la reelección de Obama. Hoy se convierte en un desafío, porque la necesaria implementación de recortes al gasto público, genera una disyuntiva entre ampliar el gasto en salud para aumentar la cobertura o disminuir su alcance y recortar la inversión del gobierno en ese programa.
La política exterior de la administración demócrata, fue cuestionada ampliamente en la campaña política, incluso se convirtió en un detonante para el crecimiento en las preferencias ciudadanas del candidato Republicano Mitt Romney. El Presidente Obama debe cumplir con el retiro de tropas de Afganistán e Irak, atendiendo la política de disminución de gasto militar; sin embargo no ha desarrollado una estrategia que le permita conserva su influencia en ambos países, sobre todo para evitar que los grupos fundamentalistas islámicos se incrusten en los emergentes gobiernos locales y subnacionales de la región.
La administración demócrata también debe clarificar su relación con México, en la agenda bilateral destaca el problema de la inseguridad y violencia que priva en nuestro país. Es fundamental que descalabros como el de “rápido y furioso” no solamente no vuelvan a suceder, sino que se castigue a los responsables que planearon e implementaron esa fallida táctica. Es fundamental que Estados Unidos desarrolle una investigación y castigo a las empresas que comercien armas con el crimen organizado, además de cerrar la frontera para el trasiego ilegal del armamento. Incluso abrir un capítulo en el Plan Mérida que permita inversión de empresas norteamericanas en la frontera para generar empleos, para reducir los índices de violencia generados por la falta de ingresos entre los mexicanos más pobres.
Por si fuera poco, los festejos demócratas se vieron interrumpidos abruptamente por el escándalo que pone en evidencia la fortaleza de la administración federal. El Director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) David Petraus, presentó su renuncia al Presidente Obama, una vez que el FBI descubrió que sostenía una relación con su biógrafa Paula Broadwell. La salida de Petraus es un golpe político, que abolla el triunfo electoral de Partido Demócrata y coloca en el escarnio público la capacidad institucional del Jefe del Ejecutivo norteamericano.
Entre escándalos y desafíos, Barack Obama inicia su nuevo mandato al frente de la nación más poderosa del planeta; el entusiasmo electoral del 2008 no volvió a hacerse presente, un amplio sector de electores buscaron una alternativa distinta para dirigir el gobierno; el mandatario Demócrata está obligado a dar resultados, a cumplir acuerdos y a extremar su relación con los Republicanos. Estados Unidos tiene a China pisándole los talones, según proyecciones de la OCDE, el gigante asiático seguirá creciendo por encima del 7% anual, en el 2016 su PIB alcanzarán al de la Unión Americana y disputarán el liderazgo económico del milenio, ¿Barack Obama será el presidente que pierda el liderazgo mundial?
Fuente: El Sol de Zacatecas