Por: Xavier Peytibi
En noviembre de 1920, y con motivo de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, un periódico de Pittsburgh utilizó la radio para transmitir la victoria de Warren Harding. Lo hizo para avanzar los resultados antes de poder llevar la noticia a la imprenta. Fue la primera vez que la política se usaba en las ondas.
No fue hasta 1924 en que un líder, en este caso, el rey Jorge V habló por primera vez en la radio, en la incipiente BBC, con motivo de una exposición dedicada al Imperio Británico. La radio, en el caso británico, no solo sirvió para mejorar la percepción de la monarquía, sino sobre todo para hacer llegar rápidamente los mensajes a los territorios más remotos del imperio, a las colonias. También lo hizo en 1932 y, cuatro años más tarde, su hijo Eduardo VIII renunciaba por la radio a su corona.
Pero la radio era vista en algunos países como una moda pasajera y sin sentido, solo apta para publicidad. Fue el caso de Francia, cuyo Presidente, Raymond Poincaré, prohibió en 1928 el uso de la radio para cualquier fin político.
No fue hasta 1930 que un político francés la usó. Fue el presidente André Tardieu, cuya oposición le acusó por ello de ser “el hombre con el micrófono entre los dientes”, apodo que le acompañó durante toda su legislatura. La radio era muy mal vista, puesto que –para la mayoría de bienpensantes- los políticos debían dar cuenta de sus acciones en el Parlamento y en los diarios, no directamente al público.
En 1933, en Estados Unidos, la NBC ofreció al nuevo presidente, Franklin Delano Roosevelt, la oportunidad de hablar en su radio cada semana si lo deseaba, por un cuarto de hora. El Presidente aceptó. Su objetivo era restaurar la confianza de los estadounidenses en su sistema bancario, explicando sus propuestas e ideas para salir de la crisis económica. Fue un éxito rotundo: medio millón de cartas llegaron a la Casa Blanca durante la primera semana. Fue el inicio del uso intensivo de la radio en política. Unos años antes, en la campaña de Al Smith a las elecciones de 1928 ya se había intentado usar, pero tuvo poco éxito (y perdió contra Herbert Hoover).
A partir de 1933, en Alemania, con la subida al poder del partido nazi, la radio se convertirá en un elemento indispensable de propaganda, puesto que su red ya cubría todo el país, y los nuevos gobernantes harían que esa gran cobertura fuera una prioridad en sus iniciales políticas. El 1 de febrero, el día después de su nombramiento como canciller, Hitler da su primera declaración, será la primera de muchas, durante más de una década, con un seguimiento exhaustivo para todos los actos políticos del partido y de su líder.
A imagen de Alemania, la Italia de Mussolini comienza a hacer lo mismo, importando aparatos de la Alemania nazi para repartirlos entre la población, y mejorando su red, que a principio de los años 30 solo llegaba a 300.000 hogares. En España, y pese que en 1934 el general Sanjurjo lanzó un mensaje –sin éxito-, fue Francisco Franco, en 1936 quien lanzó la primera declaración importante en la radio. Fue el manifiesto de Las Palmas.
Treinta años más tarde sería el turno de la televisión, pero eso ya es otra historia.
[Este es un breve resumen del artículo aparecido en Gavroche “1933: La radio devient l’instrument privilégié des propagandas”, de Jean-Jacques Ledos]. Recomiendo su lectura.
Fuente: Blog de Xavier Peytibi