Por: Juan Diego Sanchez
Venezuela: Un castillo de arena
Giovanni Sartori: “La Democracia como principio de legitimidad postula que el poder deriva del “demos”, el pueblo, y se basa en el consenso verificado, no presunto, de los ciudadanos. La Democracia no acepta autoinvestiduras, y mucho menos acepta que el poder derive de la fuerza”.
Al cumplirse una semana de los comicios electorales en Venezuela y evaluando la aguda crisis política e institucional de los últimos días, con la juramentación y proclamación de un Presidente no reconocido por más de la mitad del país, cabe revisar los acontecimientos generados desde el propio gobierno para justificar el rompimiento del hilo Constitucional y, por ende, el carácter autoritario que viola los preceptos de un sistema democrático y los tratados y convenios internacionales a los cuales está suscrito nuestro país.
Nicolás Maduro ha construido un castillo de arena como gobierno, sin base sólida, por la vía de la amenaza, amedrentamiento, criminalización de la oposición, así como con la persecución política, fraude electoral, pretendiendo evitar el declive, que por su propia experiencia durante la campaña sabe que cada vez que se dirige a los venezolanos o toma una decisión, tiene efecto de caída libre, lo certifican los números, porque en menos de un mes perdió casi un millón de apoyos capitalizados por su “Padre” “Comandante Supremo”, Hugo Chávez.
Insistentemente los voceros del gobierno etiquetan a la masa opositora como fascistas, pero con las siguientes acciones: dictar medidas privativas de libertad por tocar las cacerolas y en las cárceles obligar a los jóvenes a gritar consignas a favor de Maduro para no ser golpeados, Presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello niega derechos de palabra a diputados de la bancada de la Mesa de la Unidad Democrática porque no reconocen a Nicolás Maduro, hasta que se realice el proceso de auditoría.
Utilizar los consejos comunales para marcar con (x) las viviendas de aquellos vecinos que hacen cacerolazo, más de 1.000 denuncias de acoso laboral a empleados públicos que tengan evidencias en sus redes sociales o teléfonos móviles de haber apoyado a Henrique Capriles, el propio Nicolás Maduro expresó en su acto de juramentación, que se debe “desinfectar la sociedad venezolana”, cabe la pregunta, ¿quiénes realmente han asumido el comportamiento de los nazis en Venezuela, quiénes motorizan el fascismo?
Una elección donde las irregularidades no fueron la excepción sino la regla del proceso, tiene total validez que quienes apoyaron con su voto a Henrique Capriles no legitimen a Nicolás Maduro hasta que se produzca un reconteo(auditoría) por el estrecho margen de los resultados, donde las propias leyes venezolanas establecen todos los mecanismos para proceder en los casos en los cuales hay inconformidad en alguna de las partes, y que en cualquier país donde impere un sistema democrático, no es un delito defender los derechos de los ciudadanos, y aún más, cuando el propio gobierno debería ser el más interesado en aclarar la transparencia del proceso para ser legitimado y reconocido por toda la sociedad y así evitar una crisis de gobernabilidad.
El Consejo Nacional Electoral anuncia unos resultados con una ventaja de Nicolás Maduro inferior al 2% de los votos, sin sumar 55.120 votos obtenidos por Henrique Capriles en el exterior frente a 3.643 votos de Nicolás Maduro, con incidencias que ponen en evidencia la falta de transparencia del sistema electoral venezolano; mesas de votación con cero votos para Capriles y Maduro con 1000% más de votos que el propio Hugo Chávez el 07Oct cuando la tendencia nacional es la disminución del candidato oficialista, mesas donde la máquina arroja más votos que la cantidad de votantes habilitados según cuaderno de votación, 397 centros de votación con hechos de violencia por parte de oficialistas en los alrededores para coartar a opositores su derecho al voto, 286 testigos de mesa obligados a retirarse de sus centros de votación con abuso de la fuerza.
El Voto Asistido o Acompañado, donde el testigo oficialista o miembro del partido de gobierno obliga a funcionarios públicos, predominantemente en zonas rurales, a votar por la opción de Nicolás Maduro, violando la norma electoral del derecho al secreto del voto, todo esto avalado y promovido por funcionarios del CNE y el Plan República.
El Comando Simón Bolívar recibió 29.500 denuncias provenientes de toda Venezuela el día de la elección, con lo cual queda claro el ventajismo de las fuerzas oficialistas y el legítimo derecho de la oposición a que se lleve a cabo el proceso de auditoría, con las condiciones que deben prevalecer según lo establecido en la Ley de Procesos Electorales, que incluya papeletas, cuadernos de votación, actas, Sistema de Autenticación Integrado.
La decisión de auditoría fue aceptada por las rectoras del CNE ante la presión nacional e internacional el día jueves 18 de abril, pero a partir del lunes 22 de abril presentan negativa a incluir cuadernos de votación y otras condiciones. No es casual, para el día 18 de abril estaban en presencia de delegaciones presidenciales de distintos países, invitadas a juramentación de Nicolás Maduro, esta actitud fue asumida en aras de brindar una imagen de legalidad y objetividad al proceso, pero que 3 días más tarde, se intenta manipular la decisión tomada, ante el hecho que la oposición tiene todas las pruebas necesarias para dejar en evidencia el Fraude cometido en las elecciones presidenciales.
Como el propio candidato Henrique Capriles lo ha señalado, el gobierno de Nicolás Maduro temporalmente es de “Mientras Tanto”, porque en los próximos días la verdad y la razón quedarán al descubierto, y el progresivo derrumbamiento del castillo de arena ha comenzado desde el propio 14A.
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Paola Molina es dirigente política, activista de la campaña
Fuente: Comunicación a la Deriva