Por: David Iglesias
“Ayer”. Esa es la respuesta que muchos políticos reciben cuando preguntan a consultores cuándo deben comenzar a hacer campaña electoral. En un entorno en el que el político compite con Internet, la televisión y tantos otros “focos de distracción” es necesario dar a conocer al candidato cuanto antes, mejor.
Si hay un país donde esto aplica especialmente es Estados Unidos, donde en cierto modo existe lo que se denomina “campaña permanente”: uno está durante cuatro años en modo electoral, no sólo cuando se acercan los comicios. Hasta ahora, esto aplicaba especialmente a los políticos que se enfrentaban a una reelección. Sin embargo, cada vez aplica más también a aquellos que concurren por primera vez, quizá especialmente en el nivel presidencial. Ya lo vimos en 2012: Mitt Romney, el candidato republicano, comenzó a hacer campaña en Iowa en marzo de 2010, dos años después de haber perdido una nominación que, contra todo pronóstico, acabó ganando el senador McCain. Ahora bien, el próximo ciclo presidencial, 2016, amenaza con romper con todo lo visto y sentar nuevos precedentes.
En los últimos días ha habido ya mucho ruido electoral en Iowa, el primer estado de las primarias y los caucus, esas luchas fratricidas estado a estado que enfrentan a los candidatos del mismo color político para lograr la nominación del partido. Por parte de los republicanos, el que más titulares ha acaparado ha sido el senador Ted Cruz, del ala más radical del Partido Republicano (el famoso Tea Party). Con la excusa de repeler “Obamacare” (la ley sanitaria del presidente Obama) ha aprovechado para ir presentándose a los evangélicos de Iowa en sus propios términos y hacer campaña. Unos términos cuyo extremismo le descartan como el futuro nominado del Partido Republicano, pero que pueden dar mucho que hablar y poner en serios aprietos a los candidatos más moderados.
También se ha dejado ver últimamente por Iowa el senador por Kentucky Rand Paul, hijo de Ron Paul, el senador libertario por Texas que concurrió a las últimas elecciones presidenciales. De hecho, lidera las encuestas (sí, por increíble que parezca, ya hay sondeos para los caucus de Iowa), y atrae a dos grupos clave: jóvenes y personas que se definen como “muy conservadoras”.
Pero Cruz y Paul no han sido los únicos republicanos que han enseñado la pata de sus aspiraciones presidenciales. A los campos de maíz de Iowa ha vuelto también Rick Santorum, ex senador por Pennsylvania, que en esta ocasión parte con experiencia sobre el terreno al tener ya una campaña presidencial a sus espaldas. Él ofrece la clave para ganar en Iowa: “380 mítines y 99 condados la última vez”.
En cualquier caso, todos ellos tendrán que medirse al líder de la manada, que en esta ocasión sin duda será el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, uno de los políticos más interesantes de la América de hoy, que es capaz de ir más allá de la polarización entre partidos para lograr sus objetivos políticos. Se vio claro tras el huracán Sandy cuando, para desmayo de Romney, no tuvo reparo en hacerse amigo de Barack Obama, que venía con dinero federal para pagar los desperfectos del huracán Sandy. De momento lidera los sondeos para hacerse con la nominación de su partido, aunque es poco claro prever cómo caerá en Iowa. Después de todo, es un moderado que puede convertirse en blanco fácil de los aguijones del Tea Party.
No queda más remedio que pasar por Iowa y morder el polvo de sus carreteras, eso lo saben bien los demócratas, especialmente Hillary Clinton, cuyo tropiezo en este estado en 2008 condenó su campaña presidencial. En su día, Obama -al igual que Santorum- recorrió el estado de punta a punta, conectando con unos votantes que, por encima de todo, lo que quieren es estrechar la mano de un candidato que muestre una fuerte retórica contra las formas de hacer política en Washington. Una vez que Clinton deshoje la margarita acerca de qué hará, si se presentará como candidata o no, no se sorprenda si vive en Iowa y descubre que la ex primera dama se ha mudado a su vecindario. Por el momento no se ha paseado por este estado.
Sin duda esa es la gran incógnita de la próxima campaña presidencial: qué hará la ex secretaria de Estado. En cualquier caso, no puede demorarse mucho en su decisión: el vicepresidente, Joe Biden, ya se ha puesto manos a la obra en Iowa, donde tiene muchos amigos. Recientemente se supo que será uno de los ponentes estrella de la barbacoa anual que organiza el Senador Tom Harkin, evento en el que suelen hablar los próximos presidenciables (en 2006 Obama debutó aquí). A ese evento también acudirá Julián Castro, alcalde de San Antonio; uno de los hispanos mejor posicionados para hacer historia en política nacional y un valor muy al alza entre los demócratas. Por el momento Clinton arrasa en todas las encuestas entre las filas demócratas, pero en política en Estados Unidos los números pueden cambiar de la noche a la mañana.
Sea como fuere, las próximas elecciones prometen ser apasionantes: ambos partidos parten sin candidato decidido de antemano. Los republicanos ya no tienen enfrente a un Barack Obama, el candidato perfecto e imbatible que todos temen (y el motivo por el que no presentaron una opción seria de batalla en las pasadas elecciones). Y los demócratas pueden protagonizar una lucha épica, sobre todo si Hillary decide apostar por segunda vez por la Casa Blanca. Si vive en Iowa y pensaba que ya lo había visto todo, prepárese para la publicidad política de 2016.
Fuente: USA Hispanic