Por: Xavier Peytibi
En 1501, en la Roma papal, la libertad de expresión estaba prohibida. En la que ahora es la actual plaza Pasquino, los ciudadanos romanos escribían comentarios satíricos de sus gobernantes que pegaban de noche en una estatua (llamada Pasquino) y que eran leídos con voracidad por los ciudadanos de Roma hasta que las fuerzas del orden conseguían quitarlos. También hacían dibujos con imágenes de sus gobernantes y les satirizaban con ellos. Eran caricaturas, como la primera conocida y usada políticamente: “El capitán del Papa Urbano VIII”, que representa a un capitán de la guardia del Papa con rasgos fálicos, tanto por su físico como por sus actividades sexuales, y que tuvo mucho éxito en la época. Los dibujos satíricos han existido en toda la historia puesto que la mayoría de población era analfabeta, por lo que las imágenes se entendían y extendían rápidamente gracias al humor que desprendían.
En la misma década de 1500, y mientras los romanos colgaban pasquines en la plaza, las caricaturas satíricas empezaron a tener gran importancia, durante la campaña de Martin Lutero contra la Iglesia Católica. Lutero quería llegar a la gente de modo más rápido y comprensible a la gente común. La Reforma protestante hizo un amplio uso de este arte visual para su causa. De este modo, nació la caricatura política (sobre este tema, recomiendo leer un interesantísimo artículo de Lizzie Elzingre en Suite101 que explica la evolución histórica, o este gran material de resumen en The Library of Congress).
Mucho después, las imágenes en forma de caricaturas y viñetas políticas seguían teniendo una gran importancia en la percepción social. Un buen ejemplo son las palabras del político neoyorkino Marcy Tweed, en 1871: “No me importa mucho lo que los periódicos escriben sobre mí. Mis electores no pueden leer. Pero, maldita sea, pueden ver imágenes”. Con el crecimiento de los diarios y medios de comunicación escritos, también había crecido la facilidad de enviar mensajes desde el periódico o desde el dibujante a la gente, basándose en el humor y el ingenio.
En el Reino Unido, entre 1830 y 1840, John “HB” Doyle fue el enemigo número uno de Wellington; en Estados Unidos, Joseph Keppler fue el azote de Ulysses Grant con sus viñetas satíricas que criticaban la corrupción de su gobierno, e incluso su éxito hizo que las caricaturas se empezaran a hacer en color.
A principios del siglo XX, Homer Davenport destrozaba en todas sus viñetas a Mark Hanna, el principal donante económico de William McKinley, mientras que apoyaba con sus dibujos a Teddy Roosevelt. Durante la segunda guerra mundial, Philip Zec, desde el Daily Mail, yCarl Giles, desde el Daily Express, eran una gran influencia para reírse del nazismo y para criticarlo; o Arthur Szyc para criticar el nazismo y apoyar la reelección de Roosevelt; oDoug Marlette fue importante para criticar a George H. Bush a finales de los 80.
Desde 1922, existe incluso un premio Pulitzer para los mejores ilustradores políticos (recomiendo recorrer su web con todos los premios y sus trabajos), caricaturicen directamente o no a los altos cargos. No es necesario que éstos aparezcan en la imagen para saber de qué hablan, gracias a la ironía, la sátira y al humor que desprenden sus viñetas.
Y es que el poder y la influencia de las caricaturas y de las viñetas políticas en la conciencia ciudadana siempre han sido importantes en la percepción pública de los políticos. Un dibujante bueno puede expresar mucho mejor que nadie la decepción, la sátira y la crítica con una sola viñeta que todo el diario con sus editoriales. Las caricaturas políticas actúan como metáforas visuales para ilustrar el punto de vista de la persona común. Además, en la sociedad actual, esas imágenes de viñetas se difunden exponencialmente en la Red, a través de Twitter y sobre todo de Facebook.
En España, y como indica Nacho Martín Granados, condensar una idea en un par de frases en sendos bocadillos está a la altura de muy pocos y en España los hay muy buenos: Forges, El Roto o Peridis (El País), Ferreres (El Periódico), Alfons López (Público), Martín Morales (ABC) y Ricardo (El Mundo), Ferran Martín (La Información), Eneko (20 minutos), Manel Fontdevila (Diario.es), Toni Batllori (La Vanguardia), etc.
Son sus imágenes, distribuidas en las redes sociales, lo que ejemplifica el funcionamiento de este país, y los hacen de modo humorístico, expresando la realidad con solo una imagen y unas palabras. Es por eso que son leídos, difundidos y compartidos. Este post es un pequeño homenaje a ellos.
Fuente: Blog de Xavier Peytibi