Por: Juan B. Lorenzo de Membiela
Nunca ha sido fácil introducir innovaciones en cualquier tipo de organización, pública o privada. Quienes lo hayan intentado sabrán que es sumamente costoso cambiar inercias hacia otras más óptimas y productivas. Tambien en épocas de crisis o de bonanza económica. Es algo que trasciende a la dimensión circunstancial del momento para ubicarse en las rutinas laborales asumidas por el personal durante largos periodos de tiempo.
Ejemplo de ello, el citado por Elting Morison (1966) en EEUU. Estudió el porqué un nuevo mecanismo para precisar la puntería en el armamento de los buques de guerra americanos no pudo ser utilizado hasta transcurridos algunos años. Hasta que se hicieron modificaciones técnicas para adecuarlo a los procedimientos habituales de la marina. Y hasta que se incorporaron algunas reestructuraciones molestas en las rutinas navales. En casos como este, la innovación se convierte en un problema, independientemente de la eficacia demostrada en el laboratorio[1].
Este ejemplo conecta con la necesidad de innovación que España precisa para alcanzar competitividad en un escenario, el europeo, subido a una espiral de innovación competitiva. Ello incrementa el esfuerzo para destacar creaciones económicamente relevantes.
Pero surge otro problema ajeno al que de por sí es ya el propio proceso creativo. El problema de implementar la innovación depende de la tecnología y del contexto institucional que debe acogerla. Es decir, la innovación de la tecnología no es suficiente. El ambiente, lo que circunda a la organización o empresa que innova, condiciona todo cambio. Pero tambien la cultura interna.
Un caso conocido y explicado en las mejores Escuelas de Negocios es el analizado por el profesor Allinson (1971). El fracaso del bloqueo a Cuba durante la crisis de los misiles de 1962 tuvo su origen en una discusión entre la armada de ese país y su presidente J.F. Kennedy: «La resistencia de la marina a la orden presidencial de situar el bloqueo a menos distancia de Cuba obligó al presidente a permitir que una o varias embarcaciones soviéticas cruzaran la línea de bloqueo después de que se habían identificado oficialmente su posición»[2].
La gestión empresarial de los años 80 en EEUU ignoraba la problemática de las nuevas tecnologías centrándose únicamente en la innovación. Tardó tiempo ser comprendido que el éxito de la innovación depende del modo en cómo se introduce en la empresa.
Los estudios sobre administración demostraron que las empresas estables implementan las decisiones de manera programada y predecible aunque se torna problemática cuando se transforma el comportamiento rutinario.
Pensemos, por ejemplo, en la innovación política vía internet. El más llamativo, Corea del Sur, y la experiencia electoral del año 2002. Ese año el candidato Roh Moo-hy uso intensivamente esta herramienta tecnológica. En Corea del Sur el 80% de la población tiene acceso a esta tecnología.
Sin embargo el empleo del internet-político, contó con la oposición de la prensa más ortodoxa .Ello desencadenó un escenario digital favorable que fue acaparando ciudadanos. El gobierno lo prohibió con sanciones policiales que motivó una avalancha de protestas. Internacionalizó el conflicto buscando alternativas de comunicación como You tube. Finalmente el gobierno permitió su empleo.
La página del candidato ganador, Lee Myung-bak, mostraba escenas de su vida cotidiana e incluso a su esposa cocinando. Fue visto por más de un 1.300.000 personas (Herald Tribune, 2007). Otros candidatos se sumaron a esta iniciativa que resulto ser decisiva electoralmente.
Lo expuesto narra cómo la innovación genera fricciones con lo establecido. No siempre acaban satisfactoriamente y más contando con un medio institucional que es adverso. Ello no es bueno tampoco malo. Porque la complejidad de esta dualidad no puede ser reducida a dos simples conclusiones.
Los nuevos escenarios pueden solucionar problemas pero tambien generar otros distintos no previstos.
[1] Morison, E. E. (1966) : «Men, Machines, and Modern Times». Cambridge, Mass.: MIT Press.
[2] Allison G. (1971) : «Essenee of Decision: Explaining the Cariban Missile Crisis », Boston: Little, Brown