Por: Diana Rubio
La relación existente entre la diplomacia, la política y el protocolo encuentra uno de sus máximos exponentes en las visitas entre mandatarios.
Estos tres términos, que podríamos definir como una relación histórica y obsoleta, comienza a encontrar diversas maneras de innovar y hacer de éstas, noticias actuales, donde incluso el protagonismo presidencial pasa a segundas posiciones en favor de otros que resultan particularmente cuanto menos curiosos; los encuentros diplomáticos, políticos o apolíticos, entre las familias de mandatarios, comienzan a considerarse un proceso innovador de la llamada clase política donde la imagen de confianza y de igualdad entre unos y otros promueve la simpatía y la confianza en los mismos.
Pero no terminan aquí sus funciones, sino que estos encuentros entre homólogos, también conlleva la consecución de una serie de objetivos, aunque hablen de visita apolítica, que afectan directamente a las ciudadanías de ambos países como la mejora de las relaciones y el conocimiento de la cultura y la educación entre ambos a través del gancho y la simpatía que despiertan las primeras damas políticas.
Ahora lo novedoso son las relaciones diplomáticas en femenino llevadas a cabo entre primeras damas, donde una realiza las funciones de anfitriona y enseña a la visitante algunas tradiciones y lugares de su país entre reuniones privadas.
Uno de los casos mas significativos lo hemos podido ver en la visita de la familia Obama a tierras de Oriente medio. Mientras el presidente norteamericano realiza funciones y entrevistas en su país, su mujer ha viajado a China en un viaje no oficial, dando lugar a que las relaciones diplomáticas hablen en femenino y donde la recepción realizada por parte de la consorte china, Peng Liyuan esté provocando ríos de tinta a nivel internacional, y no precisamente por su faceta de cantante folklórica en su país natal, aspecto muy similar que nos recordaría a cierta primera dama francesa.
Lo que resulta más llamativo es cómo en un país en el que la mujer está considerada una figura trivial dedicada a la crianza y al hogar de los varones, la primera dama adopta posiciones relevantes, consigue la empatía y provoca la fascinación de sus conciudadanos.
Bajo mi punto de vista, esta visita conlleva dos aspectos esenciales; por un lado, enseña cómo mejorar la imagen de los presidentes a través de la delegación en sus consortes de funciones de estado en cierto modo “encubiertas”, una estrategia práctica, innovadora e incluso necesaria en los tiempos que estamos donde la opinión de la clase política no es la mas positiva. De otro lado, muestra como el protocolo es flexible y se va adaptando a los nuevos tiempos haciéndose aún más internacional.
Peng Liyuan da una lección al liderazgo femenino mundial, demostrando que las barreras culturales que en muchas ocasiones hace que el protocolo se encuentre en una encrucijada, ahora observa una puerta abierta por parte del respeto, la cortesía y la educación, donde la imagen de la mujer se occidentaliza y se convierte en noticia por ella misma.
Una renovada visión del protocolo que podemos observar indirectamente hasta en las propias vestimentas que han lucido durante la recepción, donde el “qipao” chino daba la nota tradicional, pero realizado con un corte más actual y moderno.
Por ello, considero que el protocolo que se da entre culturas se encuentra en proceso de cambio hacia un modelo internacional en el cual todos los representantes políticos o en su caso sus familias, se encuentren cómodos al visitar países con unas costumbres tan diferentes a las del suyo de origen, origine proximidad en este mundo globalizado en el que nos encontramos pero sin perder la esencia que cada lugar ostenta.
Los tiempos cambian, el protocolo evoluciona.
Fuente: Política y Protocolo