Por: Fernando Cuñado
* CONTIENE SPOILERS DE SECRET STATE Y HOUSE OF CARDS
¿Una reunión en plena calle entre un presidente de Gobierno y un banquero? Así actúa Tom Dawkings, un primer ministro inesperado que decide echar un pulso al poder financiero. La escena sucedió en el tercer capítulo de Secret State, una miniserie británica con muy buena pinta.
Y nada menos que en esa silla se sentó al poderoso presidente de Royal Caledonian Bank, nada menos que delante de la puerta del 10 de Downing Street. “Usted tiene prisa y ninguno de nosotros tiene nada que ocultar”. Exquisita educación inglesa para representar una fotografía increíble en la vida real. ¿Alguien se imagina a Rajoy con Botín en los jardines de La Moncloa buscando fórmulas contra la crisis?
Esta imagen es una de las genialidades que deja este thriller. Secret State cuenta con un reparto de primer nivel y, además, los amantes de la política británica encontrarán en sus episodios recreaciones de los debates en la Cámara de los Comunes bastante bien logradas. Y es todo lo contrario al título de la serie. Estamos ante un primer ministro que no quiere secretos de Estado, pero que se ve envuelto en conspiraciones, luchas de poder y operaciones de espionaje.
Volviendo a la imagen inicial, en Secret State se retrata de una manera clara eso que llaman ‘los mercados’. Unos señores muy poderosos a los que no se les debe molestar. Hay una frase definitiva: “Tenemos un 88% de influencia en el banco, pero sólo si no la usamos”, admite el primer ministro. Frente a ellos, se rebela el personaje interpretado por Gabriel Byrne. Sus buenas intenciones están condenadas al conflicto con quienes realmente dirigen la política británica y no dudará en tomar medidas insólitas, incluso contra su propio gobierno.
Frente a él se encuentra Sir Michael Rix. Él mismo que en el fotograma mira incrédulo las sillas que porta el ujier. Un tiburón financiero que no duda en colapsar todo el metro londinense al cancelar las tarjetas Oyster en plena hora punta para advertir al Gobierno que los intereses de su banco, ése que se mira pero no se toca, están por encima de todo.
Se diría que en la vida real no pasan este tipo de cosas pero basta hacer un poco de memoria para recordar las subastas eléctricas, la guerra deSacyr a cuenta del canal de Panamá o las amenazas de Iberdrola con llevarse la inversión de España. En el sector bancario, no faltan ejemplos. No hace tanto que una filial del Banco Santander, por volver con Emilio Botín, demandó al Estado de Portugal por errores en informes sobre las pérdidas que generaban las empresas públicas durante la crisis.
Por eso llama la atención el valiente gesto de este primer ministro de ficción . No hay muchos Tom Dawkings en la alta política. Pocos se atreverían a llevar la transparencia hasta el límite de reunirse en plena calle con el principal banquero de su país. Es utópico soñar con una imagen así en la realidad. Por desgracia las consecuencias de las presiones que ejercen tiburones como Sir Michael Rix o Raymond Tusk si están a la orden del día, aunque se suelen guardar en las cloacas de los estados.
P.D: Os dejo un enlace a una promo de Secret State por si a alguno os apetece verla
Fuente: Blog Qué haría Leo?