Por: Diana Rubio
Las pasadas elecciones europeas han sido diferentes por muchas circunstancias, pero la más acusada es por la necesaria labor de informar a la población de cómo mas del 70% de las normativas que se aprueban en sus instituciones nos afectan en nuestra vida diaria, lo que nos da como conclusión la importancia de votar en estas elecciones que curiosamente son las que tienen mayor abstención.
Estos 13 días de campaña, y digo 13 ya que tras el atroz asesinato de Isabel Carrasco se suspendieron todos los actos en España como repulsa a tal acción, han aglutinado muchas anécdotas, discursos, debates, coloquios, encuentros, charlas y un sinfín de eventos que podemos calificar políticos.
Resulta característico como han sido los llamados grandes partidos, quienes al darse cuenta que los mítines tradicionales no tenían la afluencia de público que se observa en campañas nacionales o locales, decidieron dejarlos para comienzo, medio y fin, estudiando detalladamente la celebración de los mismos en aquellas ciudades a las que podemos denominar bastiones políticos para conseguir un lleno hasta la bandera. Sevilla o Valencia, son ejemplos de estos mítines abrumadores llevados a cabo estos días.
Estos mitines han contrastado con la escasa celebración de resultados a las que nos tienen acostumbrados, acciones que tras valorar los votos recibidos, han preferido eliminar y comenzar un proceso de renovación en el PSOE y de autocritica en el PP.
Por otro lado, han sido los partidos pequeños los que han preferido diversificar y hacer actos de calle, de tú a tú, donde los repartos de folletos y coloquios en los que informar a la ciudadanía de qué propuestas son las que llevan a Europa han sido mayoría. Con estos actos y con los resultados sobre la mesa, se ha demostrado que utilizar un lenguaje menos movilizador pero mas eficaz y directo a la hora de hacer campaña, tiene resultados positivos.
Sus celebraciones han sido mayores debido a la consecución de unos resultados crecientes, pero siempre en la línea que los ha caracterizado; más contentos que en otras ocasiones, pero dentro de los parámetros establecidos por cada uno de ellos.
Por otro lado, no puedo olvidarme de los debates celebrados, concretamente los televisivos, transformados en cualquier programa de prensa rosa donde los ataques mutuos no dejaban ver a los candidatos más allá de sus impertinencias con el famoso y tu más, forma de actuar que la población ha calificado de cansina y que mas que ayudar a quienes los protagonizaban, ha conseguido todo lo contrario, indignar aún más los ciudadanos.
Si hacemos referencia a los partidos minoritarios, pocos han tenido la oportunidad de pisar televisiones en debates, aprovechando en el caso de UPyD muy bien los minutos asignados, demostrando que los ataques agotan a quienes los presencian, desprestigiando aún mas a la política y que Europa que era la protagonista, necesitaba políticas y propuestas concretas para los ciudadanos que en ella viven, fuera de los dimes y diretes que han caracterizado los discursos de varios partidos en estas elecciones.
Si hay algo que ha cambiado radicalmente estas elecciones son dos aspectos; la utilización de la televisión para generar políticos mediáticos a través de la asistencia a programas de tertulia y el poder de las redes sociales a la hora de movilizar a sus llamados grass roots. Dos elementos que el partido Podemos, el cual ha dado la sorpresa estas elecciones, ha sabido utilizar a su favor. Algo que bajo mi punto de vista ha resultado innovador y favorable tambien ha sido la utilización de la cara de su cabeza de lista en las papeletas de voto, lo que las ha hecho mucho mas reconocibles frente a las otras 38 donde las siglas se entremezclaban y confundía en muchos casos a parte del electorado.
Está claro que por los resultados, la ciudadanía española no quiere prestar su voto a quienes demuestran nada más que acusaciones y egocentrismos de puertas hacia dentro. Han optado por diversificar y dar voz a partidos diferentes de los de siempre, lo que hace que el arcoíris político tengan franjas gruesas de colores hasta ahora inexistentes.
Los cambios son necesarios, y cuando somos los ciudadanos quienes los tenemos en nuestro poder, demostramos con resultados como los obtenidos el pasado domingo, que otra forma de hacer política es posible. Hemos oído a los partidos, ahora toca verles actuar.
Fuente: Política y Protocolo