Los sistemas electorales, su importancia y efectos

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Por: Darío Ledesma

En los sistemas electorales los electores manifiestan  por medio del voto su preferencia por  un partido o candidato, esos votos acumulados se convierten  en escaños de representación.

Los sistemas electorales regulan este proceso  mediante el establecimiento de la distribución de las circunscripciones, de la forma de la candidatura, de los procesos de votación y de los métodos  de conversión de escaños. Así mismo, los sistemas electorales constituyen una parte del más extenso concepto del derecho electoral, el que sin embargo, en sentido  estricto puede ser entendido sólo como el requisito legal del derecho  de elegir  y de ser elegido.

Básicamente los sistemas electorales  pueden ser clasificados según dos principios; el de la elección mayoritaria y el de la elección  proporcional; pero esa distinción no está sujeta a reglas técnicas; sino a las funciones y  a las intenciones políticas de los sistemas electorales mediante los cuales se transforma; de modo especifico la cantidad de votos en escaños parlamentarios.Esa distinción no ha perdido vigencia alguna, aun cuando las afirmaciones sobre los efectos que ejercen los tipos básicos de sistemas electorales en la estructuración del sistema  de partidos ya no se pueden sostener en la actualidad.

El sistema electoral representa una variable  para explicar las características de la organización y del funcionamiento de los sistemas de partidos. Los aspectos más importantes y controvertidos en el debate político y científico  sobre los sistemas electorales y su relación con los sistemas de partidos son: la importancia de los sistemas electorales, sus efectos políticos  y su valoración.

La importancia del sistema electoral para el sistema de partidos  y el sistema y el desarrollo  político de un país es un tema sobre el cual discrepan tanto los politólogos como los políticos. Para algunos el destino de la democracia depende del sistema electoral aplicado, tal interpretación es sin duda exagerada, pues por lo general los factores determinantes del desarrollo político son múltiples y de origen muy variado. En consecuencia, los intentos de establecer relaciones monocausales conducen siempre al error, pero tampoco es sostenible la posición opuesta, defendida a menudo en la cual los sistemas electorales tienen poca importancia. Está es invalidada por un sinnúmero de pruebas empíricas.

El efecto de los sistemas electorales sobre el proceso de formación de voluntad política se puede comprobar fácilmente en los resultados electorales, con mucha frecuencia, las mayorías parlamentarias de un partido se deben al efecto desproporcional de los sistemas electorales al convertir votos en escaños.

Así mismo hay otros sistemas electorales capaces de permitir  que el segundo y tercer partidos superen al primero en fuerza parlamentaria y que formen el gobierno en contra de este, por otra parte, hay sistemas electorales  cuyo efecto es que el segundo partido –según votos obtenidos- forme el gobierno porque supera al primero en escaños parlamentarios.

Se puede afirmar entonces que los sistemas electorales son importantes para el proceso  de formación de voluntad política y para la trasferencia del poder (típicamente por medio de escaños parlamentarios). Los sistemas electorales orientan las actitudes y los resultados electorales.

Los efectos concretos de los sistemas electorales son un tema aún más incierto y controvertido que el de su importancia, ¿cuáles son los efectos de sistemas mayoritarios o de pluralidad?, ¿cuáles los de la representación proporcional? Y ¿es cierto que los sistemas electorales fomentan y/u obstaculizan la integración del electorado, la concentración del sistema de partidos, la estabilidad política, el cambio de gobierno, etc.?

Los autores funcionalistas, fijándose en el parlamentarismo británico atribuyen tales efectos únicamente al sistema de pluralidad, en cambio los sistemas de representación proporcional se asociaron con tales efectos políticos, como la desintegración, la atomización partidista, la inestabilidad política, etc.

De los efectos políticos de los sistemas electorales hay más supuestos que conocimientos científicamente fundados. Empíricamente se puede comprobar que los sistemas de representación de mayorías no facilitan siempre la integración ni el cambio de gobierno. Mucho depende de la consideración  de las condiciones sociales y políticas concretas de cada caso; incluso en determinadas condiciones sociopolíticas, es posible que la representación proporcional cumpla más eficientemente las funciones esperadas de un sistema mayoritario o de pluralidad.

La materia no es tan compleja como para impedir generalizaciones en tiempo y espacio, naturalmente estos habrán de formularse  de manera diferenciada, teniendo en cuenta las condiciones especificas  del sistema social  y político respectivo, es decir la respectiva homogeneidad y heterogeneidad de la sociedad en cuestión. En consecuencia, no deseamos sustituir ahora las  afirmaciones, sino que resaltamos las condiciones previas de orden metodológico, subrayando que los sistemas electorales funcionan en contextos complejos de factores diferentes  que cambian en el tiempo y de un país a otro. El análisis de los efectos de sistemas electorales debe partir de las condiciones  históricas y sociopolíticas de los países respectivos.

Los intereses de los partidos han sido históricamente, la medida  más importante para valorar  un sistema electoral, por lo tanto, los criterios  dependen evidentemente  de las ventajas y desventajas que este implica para las fuerzas sociales y agrupaciones políticas.

Un partido estructuralmente pequeño evaluara los efectos de los sistemas electorales  de manera distinta que un partido (plural / pluriclasista) grande que tendencialmente podría lograr una mayoría parlamentaria, el partido pequeño destacara el criterio de la representación justa, mientras que el partido grande destacará la estabilidad  del gobierno  con base  en mayorías partidistas. Aparte los intereses concretos de los partidos, también existen consideraciones de interés nacional; pero aun este elevado criterio permite valoraciones diferentes, sobre todo en vista de la variación de las condiciones sociopolíticas a través del tiempo de un país a otro. Los teóricos de la política que parten de un modelo óptimo  de gobierno democrático abstraen de estas condiciones y en el marco de este modelo, atribuyen al sistema electoral una determinada función.

La medida de la valoración  del sistema electoral es el grado en que éste cumple  con el modelo esperado. Así la base para valorara el sistema electoral la constituyen medidas de carácter funcionalista y sobre esta misma base  se cuestiona  el modelo optimo de sistema electoral, dando así como resultado una respuesta univoca.

Los sistemas electorales representan estructuras complejas compuestas por una gran cantidad de elementos diferentes, los cuales  se pueden combinar casi de cualquier modo.

 Los sistemas electorales establecen normas para cuatro áreas

1 – Distribución de las circunscripciones electorales.

Está es de importancia vital para las oportunidades electorales de los partidos políticos. No es por casualidad que la distribución de las circunscripciones electorales representa una de las cuestiones políticamente más discutidas, cuando se trata de elaborar un sistema electoral. La crítica de la oposición política al sistema electoral se refiere a menudo a la distribución de las circunscripciones electorales.

Las circunscripciones electorales no pueden definirse  de una vez y para siempre, los procesos migratorios exigen el ajuste permanente de las circunscripciones a las nuevas realidades demográficas, ya sea mediante un cambio demográfico de los limites de las circunscripciones electorales o mediante un cambio en el número de escaños en la circunscripción. En consecuencia la crítica de la distribución  de las circunscripciones electorales tiene dos puntos de partida; por un lado la manipulación activa en beneficio de un partido o una tendencia política y por otro la omisión de reformas necesarias.

Al variar el vínculo entre población y escaños se puede manipular la representación política a favor de ciertos partidos o grupos sociales. Con frecuencia se traspasan los límites tolerables de desviación del principio de igualdad, eliminando así el sufragio igual. El resultado electoral se convierte en producto de manipulaciones.

La aplicación del principio de igualdad mediante la fijación de un promedio de habitantes por escaños tiene dos variantes técnicas; la primera implica a distribución  de circunscripciones electorales con un número de habitantes cercano a la proporción por escaño, para aplicar está formula se divide el país en circunscripciones uninominales, cuyos límites deben ajustarse de modo constante a la variación demográfica. La segunda fórmula implica el cómputo de la proporción de escaños atribuible a una circunscripción electoral con base en el número total  (o parcial) de habitantes. Este método se aplica generalmente en los sistemas con circunscripciones plurinominales. El tamaño de la circunscripción también puede variar según el número del electorado.

Otra forma de manipular la distribución de circunscripciones electorales se conoce por el nombre de gerrymandering, el cual se entiende por la distribución de las circunscripciones  electorales con arreglo a consideraciones político partidistas, se trata de una manipulación consiente, pues se aprovecha el cambio de la distribución geográfica de los simpatizantes de los partidos políticos. La técnica del gerrymanderingparte de diversas consideraciones políticas, por un lado se puede buscar el triunfo seguro de un candidato, por otro se puede buscar  el aumento o la disminución de a representación política de un grupo social o partido.

Por tamaño de la circunscripción electoral no se entiende su extensión geográfica sino la cantidad de escaños que  le corresponden. En ciertos casos, la proporción de diputados por circunscripción  electoral puede determinar  de modo decisivo los efectos de un sistema electoral.

El tamaño de las circunscripciones electorales determina el efecto proporcional de un sistema electoral: según el criterio y del tamaño, cabe distinguir  dos tipos de circunscripciones: la uninominal y la plurinominal. En  las primeras sólo es posible la aplicación  del principio de decisión por mayoría (absoluta o relativa), mientras que las plurinominales también permiten aplicar el principio de decisión proporcional.

Cuanto más pequeña es la circunscripción electoral, menor es el efecto proporcional del sistema electoral; esto significa que disminuyen las posibilidades electorales de los partidos pequeños. Al reducir el tamaño de las circunscripciones  electorales se aumenta la desproporción entre votos y escaños: Inversamente, se refuerza el efecto proporcional de un sistema electoral al incrementarse el tamaño de las circunscripciones electorales.

2 – Candidaturas

En el campo de la candidatura está la distinción entre la candidatura unipersonal y la lista o plancha, pero la personalidad del candidato  puede dominar más que en la lista que en la candidatura individual. Las diferentes formas de lista y votación  otorgan al elector mayor o menor influencia en la selección de candidatos, según la forma de la lista, el votante puede escoger a su candidato preferido entre los aspirantes de su partido preferido o también de entre los otros partidos.

La lista cerrada y bloqueada sólo permite al elector votar en bloque por un partido, el orden de los candidatos es establecido por los gremios de los partidos. La lista cerrada y no bloqueada  permite que sea el elector el que decida quien es el que debe representar al partido, los organismos partidistas se limitan a estructurar la decisión. El diputado sabe que tiene no sólo el respaldo de su partido sino también el apoyo personal y político de los electores que marcaron con una cruz  su nombre en la lista del partido, las formas de la lista afectan básicamente  la relación entre el elector y el candidato / diputado y la relación entre este y su partido. En cambio, la forma  de la candidatura  tiene menor significado para las relaciones de fuerza entre los partidos.

3 – Votación.

Los elementos de votación a menudo están relacionados estrechamente con la forma de la lista, en los procedimientos  que divergen de la forma  más simple, el voto único es, en última instancia, un voto ponderado del elector.

Estos son los distintos procedimientos de votación:

Voto único: cada elector tiene un voto

Voto preferencial: mediante su voto, el elector puede expresar su preferencia por un candidato determinado.

Voto múltiple: el elector tiene varios votos o tantos como los escaños disputados en su circunscripción.

Voto múltiple limitado: el número de votos por elector es inferior al de los escaños disputados en la circunscripción.

Voto alternativo: el elector puede indicar segundas, terceras y cuartas preferencias.

Acumulación: el elector puede acumular varios votos a favor de un candidato.

Panachange: el lector puede repartir sus votos entre los candidatos de listas diferentes.

Sistemas de doble voto: el elector tiene dos votos, uno por el candidato de un partido a nivel de la circunscripción uninominal y otro por la lista de un partido a nivel de circunscripciones plurinominal, sea está una asociación de circunscripciones correspondientes a un estado, un departamento o una provincia.

Voto simultaneo: el elector vota con un solo voto en función de dos o más decisiones.

4 – Conversión de votos en escaños.

Este es el segundo mecanismo más importante para la configuración del resultado electoral.

Las formulas que se aplican para convertir votos en escaños tienen  a menudo efectos políticos decisivos. El resultado electoral depende de la técnica de conversión de votos en escaños. En este contexto hay un efecto doble:

-el efecto sobre conversión de votos en escaños

-el efecto sobre el comportamiento electoral

En cada una de estas áreas hay un amplio margen creativo, además las reglas técnicas de una de las áreas se pueden combinar de múltiples formas con las de otras áreas. Lo importante es que la combinación de los elementos permite reforzar, compensar o neutralizar sus efectos específicos.

Los efectos políticos de los sistemas electorales dependen rara vez de un solo elemento. En la mayoría de los casos, la combinación de varios elementos produce ciertas consecuencias políticas de un sistema electoral. Así mismo se utiliza la barrera legal cuando la participación de los partidos en la asignación de escaños, depende de que estos tengan un mínimo de votos o ganen escaños, existen formulas para convertir votos en escaños que son de gran utilidad.

 Los pasos para analizar los sistemas electorales son los siguientes:

-Análisis de las reglas técnicas y sus efectos

-Análisis  de las reglas en su conjunto e identificación de los elementos que determinan los efectos del sistema.

-Análisis de las variables de comportamiento político que pueden codeterminar los efectos del sistema.

A fin de subrayar la necesidad de las tres fases analíticas, recuérdese los escenarios siguientes:

-El método de conversión de votos en escaños garantiza una relación altamente proporcional entre votos y escaños. La distribución de las circunscripciones electorales impide la proporcionalidad de votos y escaños.

-El efecto de la distribución de las circunscripciones  domina sobre el del método de conversión de votos en escaños.

-Los partidos políticos anulan el efecto desproporcional del sistema electoral mediante acuerdos que implican un comportamiento electoral conforme a ese objetivo.

-Los efectos d los sistemas electorales sólo se pueden determinar si se analizan las dimensiones siguientes: los detalles técnicos, sus efectos conjuntos dentro del sistema político y la conducta de las fuerzas políticas, es decir, los partidos y sus electores.

Las explicaciones dadas hasta ahora se han aplicado a la interrogante sobre los efectos que tienen los elementos técnicos de un sistema electoral y al manejo de éstos por el elector, en relación entre votos y escaños. Con esto los efectos de los sistemas  electorales se han enfocado respecto a una mayor o menor proporcionalidad. En este ámbito, los conocimientos sobre la materia electoral pueden conducir a resultados científicos precisos.

Otro ámbito diferente, más difícil de comprender, es aquel que tienen por objeto, los objetos de los sistemas  electorales sobre los partidos y sobre los sistemas de partidos. Con frecuencia los dos ámbitos  no se han distinguido.

Las características  de la representación por  mayoría y la representación proporcional y los efectos políticos que producen.

Representación por mayoría: se habla de representación por mayoría cuando es elegido por haber alcanzado la mayoría (absoluta o relativa) de los votos.

Tipos de sistemas electorales mayoritarios:

Mayoría relativa  en circunscripciones uninominales

Mayoría absoluta en circunscripciones uninominales

Mayoritario en circunscripciones plurinominales con representación de minorías

Mayoritario en circunscripciones plurinominales pequeñas

Mayoritario con lista proporcional adicional

Representación proporcional: se da cuando la representación política refleja lo más exactamente posible, la distribución de los votos entre los partidos.

Tipos de sistemas electorales proporcionales:

En circunscripciones plurinominales

Proporcional compensatorio

Proporcional personalizado con barrera legal

Voto transferible

Representación proporcional pura

Históricamente la demanda de representación proporcional surgió en el contexto de cambios sociales profundamente arraigados a finales del siglo XIX, y se mantuvo en conexión con el ascenso de los partidos obreros, su aplicación tuvo lugar conjuntamente con la democratización  del derecho de sufragio y la introducción del sufragio universal.

La representación proporcional por su parte, se utilizó deliberadamente en función de intereses políticos concretos como un instrumento contra aquellos intereses que trataban de conseguir sus propios objetivos sociopolíticos.

Los efectos políticos que producen son: en la mayoría, es que  el gobierno (mayoritario)  de un partido se opone a una minoría (mayoría relativa)  de votos. La función básica de un sistema de mayoría relativa (el criterio para evaluar sus efectos) es su capacidad para producir gobiernos. Aquí gana la mayoría y se da una formación de mayorías, no se da una representación justa, solo cuentan políticamente los votos obtenidos por el candidato ganador.

En términos políticos, la aplicación de la fórmula mayoritaria puede tener la consecuencia de que en aquellas circunscripciones electorales en las que un partido es absolutamente dominante, la oposición ya no encuentre sentido  en concurrir a las elecciones.

En la representación proporcional, la idea clave es reflejar, lo más posible las fuerzas sociales y grupos políticos de la población. La cantidad  de votos y la de escaños de los partidos debe corresponder de modo aproximado una con otra. Esta es la función básica del principio de representación  proporcional y el criterio  de eficacia de un sistema proporcional.  El porcentaje decide,  refleja al electorado y los efectos políticos que da son; produce resultados electorales que otorgan a cada  partido una importancia proporcional  al número de votos obtenidos. Por regla general los partidos derrotados en las urnas obtienen escaños parlamentarios, es decir los votos son iguales en cuanto a  contribuir al resultado por lo menos dentro de lo posible.

 Políticamente hablando las ventajas de la representación por mayoría  son:

  1. Impide la atomización partidista: los partidos pequeños tienen pocas posibilidades de conquistar escaños parlamentarios.
  2. Fomenta la concentración de partidos apuntando hacia un sistema bipartidista.
  3. Fomenta la estabilidad del gobierno mediante la constitución de mayorías partidistas.
  4. Fomenta la moderación política, pues los partidos competidores luchan por el electorado centrista moderado y tienen que asumir responsabilidad política en el caso de triunfar en una elección, es decir los partidos deben orientar sus programas hacia el electorado moderado y hacia lo factible.
  5. Fomenta el cambio de gobierno, porque un cambio pequeño en la relación de votos puede modificar de modo importante la relación  de escaños parlamentarios.
  6. Permite al elector decidir directamente, mediante su voto, quienes deben gobernar, sin delegar tal decisión a las negociaciones entre los partidos después de las elecciones.

 Las ventajas de la representación proporcional son:

  1. Facilita la representación de todos los intereses y opiniones a nivel parlamentario, con arreglos a su fuerza respectiva en el electorado.
  2. Impide la constitución de mayorías parlamentarias demasiado artificiales que no corresponden a una mayoría real del electorado, al resultar la intervención institucional en el proceso de formación de voluntad política.
  3. Facilita la negociación de mayorías y el compromiso político entre diversas fuerzas sociales y grupos étnicos  o religiosos.
  4. Impide los cambios políticos extremos producidos menos por cambios fundamentales de las actitudes políticas del electorado que por efectos de distorsión  de un sistema electoral.
  5. Refleja el cambio social y el surgimiento de nuevas tendencias políticas al facilitar la representación parlamentaria de éstas.
  6. Impide la formación de bloques de los partidos establecidos o de los denominados sistemas de partidos dominantes, donde el partido dominante debe su posición básicamente al sistema electoral y se dificulta o incluso impide el cambio democrático.
  7. Las ventajas de la representación por mayoría y de la representación proporcional se determinan en el debate clásico, frecuentemente  a partir de la comparación  de estos dos tipos básicos de sistemas electorales, en tales casos las ventajas de uno se vuelven las desventajas del otro.      

Fuente: Blog de Darío Ledesma