Por: Albert Medrán
Si lo tuyo es la ciudad, te gusta el cine en versión original y quieres que te cobren una millonada por un corte de pelo, no se te ha perdido nada en Iowa. Si encima eres multimillonario, tienes jet privado o te has pasado tu vida en los despachos del poder de Washington, en Iowa estás más perdido que Wally. Pero si tu intención es ser presidente de Estados Unidos en 2016 o, como mínimo, conseguir la nominación de tu partido, eres un temerario si no estás en Iowa y sí en Martha’s Vineyard.
Iowa es un estado del Medio Oeste, del bastión de voto conservador, de misa dominical, tractor y cerveza, nada de gintonic. Es un estado agrícola -para que te hagas una idea, es el mayor productor de soja y etanol de los Estados Unidos- y es muy pequeño. Apenas llega a los tres millones de habitantes. Elige a 7 votos del colegio electoral que nombra al presidente. California da 55. Como comprenderás, su peso para elegir al próximo presidente es mínimo. Pero pese a ello, todo gira alrededor de Iowa.
¿Por qué? Muy sencillo: Iowa es el primer estado en celebrar primarias. Y aunque su peso en delegados para los candidatos es mínimo, ganar en Iowa te puede dar el empujón necesario para ganar la nominación. Por ello, la mayoría de las candidaturas llevan meses trabajando en este estado y los meses de verano nos permiten verlo en su máximo apogeo.
Y ahí es donde entra en juego la feria del estado. Estos días se está celebrando este evento en la capital del estado, Des Moines. Se espera la presencia de más de un millón de visitantes -y te recuerdo que la población del estado no llega a tres- y de entre todos ellos, la presencia de todos los candidatos a la presidencia por ambos partidos.
Las campañas usan este momento para hablar con todo el mundo y conseguir apoyos de cara a las primarias de enero. Hace unos meses te hablaba de cómo funcionan esas primarias y por ello es tan importante tener gente en el terreno, que los ciudadanos de Iowa puedan ver, sentir, tocar y hasta oler a los candidatos. Porque en las primarias, un solo voto puede fastidiarlo todo.
Por ello, estos días podemos ver a los hijos de la aristocracia política, los candidatos más ricos o a los más socialistas arengando a los ciudadanos del estado en busca de su apoyo. Y de su dinero. Porque es un momento propicio para conseguir más donaciones para sostener sus campañas. Y eso convierte a una feria de granjeros en un acto político de primer nivel en Estados Unidos.
Pero más allá de la importancia estratégica para las campañas, la feria también tiene su importancia por todo lo que la política supone en la época del infotainment. Todos los medios están buscando un error, un enfrentamiento o una oportunidad única para llenar horas de emisión. Y en la feria, a veces, ocurre.
Para la periodista de ese estado, O. Kay Henderson, todos los candidatos deben llevar dinero en el bolsillo, porque no van a entrar gratis. Y una vez dentro verán como su mundo y el de los granjeros son como agua y aceite. No es un público fácil y muchas veces se han visto enfrentamientos entre la gente y los candidatos. Mitt Romney lo sufrió dos veces.
Las primarias no se ganan en enero. La gran presencia de candidatos es muestro de ello. Las máquinas electorales van a todo ritmo y esto ya no lo hay quien lo pare.
Fuente: Blog de Albert Medrán