Por: Xavier Peytibi
George W. Bush acude a muchos actos como ex presidente. Podríamos decir que nunca se aburre. Sin embargo, si hay algo que disfruta haciendo es pintar cuadros. Bush, quien comenzó a pintar en 2012, tres años después de dejar el cargo, dijo que leer un ensayo del ex primer ministro británico Winston Churchill -que también pintaba- sobre arte lo inspiró a tomar lecciones. La primera imagen de algunos de sus cuadros, sin embargo, llamaron bastante la atención, como el dibujo de sus pies en la bañera, o afeitándose. Se trata de un estilo pictórico bastante burdo, y cuyos cuadros no tardaron en ser criticados en las redes.
Pero -parece- que la práctica ha hecho que mejorara, y este mes ha sido noticia por su colección de 94 retratos a soldados que volvieron heridos del frente. Es importante porque los 94 fueron heridos mientras servían a sus órdenes como comandante en jefe. Todo un homenaje de George W. Bush a sus soldados. Todos ellos se publicarán en un libro, cuyos beneficios irán a la Fundación Bush para ayudar a los veteranos de guerra, y habrá una exposición especial la próxima primavera.
El ex mandatario, quien fue el 43er Presidente estadounidense y firma sus trabajos como “43”, no es la primera vez que se pone manos a la obra –nunca mejor dicho- en el tema de los retratos, ya que enseñó por primera vez una treintena de cuadros pintados a partir de fotografías, a través de las cuales intentaba captar las sensaciones que le produjeron los otros gobernantes, demostrando que en sus encuentros se interesó por “sus familias, lo que les gustaba y lo que no”.
La exposición, titulada “El arte del liderazgo: diplomacia personal de un presidente”, la acogió su Biblioteca y Museo presidencial en Dallas en 2014 y allí se pudieron contemplar las pinturas que realizó de grandes como el ruso Vladimir Putin, el mexicano Felipe Calderón, el colombiano Álvaro Uribe, el francés Nicolás Sarkozy, el checo Václav Havel, la canciller alemana Angela Merkel, el presidente afgano Hamid Karzai, el Dalai Lama e incluso un autorretrato.
Al igual que Bush y Churchill, otros líderes tuvieron como pasatiempo la pintura, entre ellos, Dwight Eisenhower y James Carter, e incluso el alemán Adolf Hitler, que trató de ganarse la vida con la pintura antes de dedicarse a la política.
Artículo publicado en la revista de ACOP, enero de 2017.
Fuente: Blog de Xavier Peytibi