Por: Carolina Albán
La historia nos menciona grandes y reconocidos oradores políticos, que aprovechaban del pódium para ganarse a su audiencia. Desde un Abraham Lincoln, expresidente de los Estados Unidos, quien fue un verdadero portavoz y tuvo tanto las cualidades que un orador requiere: conocimiento e intensidad; un Che Guevara, quien fue reconocido como un líder político que convocaba masas por su discurso en contra de las injusticias y fue el principal líder de la Revolución Cubana del siglo XX; hasta un Barack Obama, expresidente de los Estados Unidos, un outsider que, con su discurso emotivo, carismático y conciliador, ganó la Oval por dos mandatos consecutivos.
El discurso político es trascendental para que un candidato pueda ganar terreno frente a sus opositores en una contienda electoral. No se trata solo de hablar frente al electorado sino, también, de transmitir un mensaje donde su argumentación tenga una perspectiva clara, concisa, innovadora y, en gran medida, que sea cercano a la realidad en la que se encuentra su nación.
De este modo el emisor cuenta, dentro de la estructura de su discurso, con tres instantes claves para brillar en el podio: la introducción, donde expone lo que va a decir; el núcleo principal en el que amplia y desarrolla el tema establecido en la apertura, y una clausura o conclusión en la que repite lo que se ha dicho y se llama a la acción de los seguidores (Ailes y Kraushaar 1993:92).
Es así, que es de suma importancia tomar en cuenta los siguientes aspectos, y no olvidarlos en ninguna instancia, para conseguir un discurso efectivo.-
- Conocer al electorado.- Es indispensable estudiar a la audiencia para poder influenciar a los electores y saber con precisión a quiénes y en qué tono se debe dirigir el mensaje. Es necesario que el candidato conozca bien a su audiencia, saber cómo piensan y de qué manera toman sus decisiones de voto.
- Construir un mensaje emotivo y constructivo.- El candidato no puede olvidar que su disertación es clave para que sus expectantes generen recordación y conectividad con él. Si no se trabaja en un mensaje que genere emociones en el electorado y que contenga datos útiles, será difícil que este logre vencer al opositor y captar votantes.
- Utilizar un lenguaje coloquial.- Siempre, menos es más. Previo a la elaboración del discurso no se puede olvidar que un buen mensaje se lo construye con un idioma simple y claro.
- El candidato no debe improvisar, debe convencer.- Existen varios oradores natos que con solo pararse en el pódium logran sensibilizar a los indecisos y motivarlos a que en las urnas el sea la mejor opción para gobernar. Pero no siempre es el caso. Es inevitable tener claro los parámetros de su discurso para no tartamudear en lo que se dice y conocer de pies a cabeza su propuesta.
- Demostrar seguridad y liderazgo.- No se debe dejar de lado que la primera impresión es la que cuenta. No solo lo que se dice en un discurso político cuenta, sino, su lenguaje corporal y gestual. Debe reflejar confianza en cómo lo dice y aptitud en cómo lo hace. Es la manera más adecuada para que pueda ser el vencedor.
- Ser carismático.- En los últimos años hemos presenciado a grandes presidentes con un carisma impresionante que, al momento de hablar frente a su audiencia, genera un sinfín de sentimientos en el público. Este aspecto es importante, ya que los votantes quieren un líder que se acerque a su cotidianidad y que sea amigable siempre que lo vean y lo escuchen.
- El contrincante debe venderse como marca.- Hoy en día, en las campañas electorales a más de vender un candidato, venden una marca que si lo manejan de forma estratégica y correcta, esta será una de las construcciones de imagen más recordadas.
- Vender su propuesta.- Al momento de hablar con la audiencia, se debe definir claramente el mensaje, pero este no debe olvidar mencionar temas puntuales e innovadores sobre su propuesta. Es importante tener un mensaje repetitivo para generar recordación en la mente del público al que está dirigiéndose.
- Ser apasionado con sus ideales.- Todos quieren un Comandante que se ponga la camiseta de su país. Si el candidato no demuestra amor y pasión por lo que hace, por su nación, por el cambio y por sus ideales, será muy difícil que la ciudadanía vote por este contrincante.
- Nunca dar por sentado que ha ganado.– Ser humilde es la clave. Siempre un discurso político debe conectar más y de mejor manera. El resultado final se lo verá en las urnas y el trabajo para el candidato no termina. Sus oportunidades son grandes pero deben ser bien utilizadas y más cuando se habla frente a sus posibles votantes.
Fuente: Política Comunicada