Por: Daniel Eskibel
La vida psicológica humana está compuesta por un peculiar mix:
- 5 % (o menos) de pensamientos racionales conscientes
- 95 % de mecanismos mentales inconscientes e irracionales
Sin embargo la comunicación política trabaja casi exclusivamente con el 5 % y deja de lado el 95 % que es la zona más determinante de la conducta.
Por eso el fracaso es casi la norma en la comunicación política.
Lo que no ves es lo que te hunde
Es la noche del 14 de abril de 1912. El cielo está estrellado y el mar muy calmo. El enorme barco transatlántico, el más grande y seguro del mundo, navega a su velocidad de crucero. La gran mayoría de las 2223 personas que van a bordo descansa tranquilamente. Habían partido del puerto británico de Southampton y se dirigían rumbo a Nueva York.
A las 23.40 uno de los vigías del barco divisa un gran bloque de hielo en la trayectoria del buque. Suenan las alarmas, la tripulación realiza todas las maniobras necesarias y el transatlántico logra evitar el impacto frontal contra el bloque de hielo. Pero el casco roza la parte sumergida del iceberg.
El Titanic se hunde y fallecen 1514 personas.
Partidos políticos ven lo racional pero chocan contra lo irracional
Un iceberg es peligroso para la navegación porque lo que ves sobre el mar es apenas el 12,5 % de su tamaño real. El gigantesco 87,5 % restante es invisible a tus ojos porque está oculto debajo de la superficie del agua.
Así de peligrosa es la psicología del votante para los partidos políticos.
Porque los partidos políticos suelen ver solo lo que está sobre la superficie de la vida psicológica: lo consciente, lo que cada persona percibe en sí mismo, en su mente y en la realidad circundante.
Pero hace ya más de 100 años que sabemos, a partir principalmente de los trabajos fundacionales de Sigmund Freud, que lo consciente es solo la parte visible del iceberg.
Hundido en las profundidades psicológicas, lo inconsciente manda, determina, domina.
Los partidos políticos, mayoritariamente, prefieren ignorarlo. Dejan de lado lo inconsciente. Simplemente no lo ven. Y también dejan de lado los aspectos emocionales conscientes. Con lo cual se arrinconan en el pequeño 5 % de la mente humana. Quedan atrapados en la racionalidad consciente.
Y chocan contra el 95 % de la mente humana. Chocan contra lo inconsciente, contra lo irracional, contra las emociones.
Entonces se hunden.
Comunicación política y psicología del votante
Muchos partidos políticos protestan ante los llamados errores de las encuestas. Y es cierto: los cambios en la vida cotidiana de las personas y en los estilos de comunicación han creado nuevos desafíos para quienes estudian la opinión pública. Y la propia metodología está en plena revisión.
Pero hay un factor que va más allá de la metodología: se están haciendo las preguntas equivocadas.
¿Por qué equivocadas?
Porque solo se está preguntando para conocer lo consciente, lo racional, lo que cada entrevistado ya sabe sobre sí mismo. Pero esa consciencia racional ya vimos que solo es una parte relativamente pequeña de la ecuación.
A pesar de ello, los partidos políticos preparan su comunicación con los votantes a partir de dichas bases endebles. La comunicación política que hacen, como no podía ser de otra manera, se dirige a ese mismo pequeño sector de la mente humana.
Fracasa. Claro que fracasa.
No podía ser de otra manera.
Piensa: los partidos políticos perciben solo el 5 % de la vida psicológica de los humanos. Y se comunican con ese mismo 5 %. ¿Cómo podrían convencer en ese contexto?
¡Imposible!
Elige tu camino: ¿Freud o el Titanic?
La comunicación política es la vida misma de un partido, un candidato o una campaña. Pero antes que nada debes tomar una decisión estratégica: ¿Freud o el Titanic?
Al mencionar a Freud no digo que tengas que ser freudiano ni psicoanalista. Pero sí que te va la vida en alinear tu comunicación con el 95 % de la psicología del votante: lo inconsciente, lo irracional, las emociones, las fantasías, los mitos…
La política no es un juego racional donde triunfa quien tiene más o mejores argumentos lógicos o quien inunda al votante con datos, hechos y cifras.
La razón es parte de la política, claro que sí. Y es necesaria la comunicación con esa parte racional.
Necesaria pero no suficiente.
Para avanzar políticamente tienes que ir mucho más allá. Tienes que ir al encuentro de ese enigmático 95 % de la vida psicológica del votante. Tienes que comunicarte con la parte oculta del iceberg.
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Fuente: Blog Maquiavelo&Freud