Por: Juan Diego Sánchez y Edith Gómez
Tal como señala Gananci: “Hoy en día somos menos propensos a mantener una conversación buena e interesante. Nos pasamos horas comunicándonos a través de Internet y las redes sociales y, sin embargo, cada vez estamos más desconectados”.
Sin lugar a dudas, este planteamiento nos lleva nuevamente a estudiar qué ocurre cuando nos encontramos frente a una persona teniendo una conversación. Es necesario retomar el análisis de los gestos en el lenguaje corporal.
Efectivamente, nuestro cuerpo es capaz de expresar mensajes, y muchas veces con mayor intensidad que las palabras. Aunque muchos privilegian al pensamiento, o el lenguaje verbal, existe una verdad en el hecho de que el cuerpo también es capaz de hablar.
Hay gestos que son infalibles al momento que tenemos una conversación con alguien más. Por ejemplo, cuando hacemos un movimiento con nuestros hombros, en señal de no entender qué ocurre en nuestro entorno.
De acuerdo a lo afirmado por los escritores de “El libro definitivo del lenguaje corporal”, Barbara Pease y Allan Pease, este gesto hecho con los hombros: “Es un buen ejemplo de un gesto universal que es usado para mostrar que la persona no conoce o entiende lo que dices”.
Asimismo, existen otras expresiones corporales que son inequívocos y transmiten cierta información al interlocutor, como por ejemplo cuando una persona tiende a encorvarse como forma de protección contra alguna agresión, o cuando levanta una ceja en forma de saludo.
Nuestras manos y nuestros ojos también dan información, y esto es útil conocerlo especialmente para aprender a descifrar lo que realmente está pensando la otra persona con quien hablamos, por medio de los movimientos que hace. A continuación, haremos énfasis en estos aspectos del proceso comunicativo gestual.
Lo que dicen las manos
Luego de la mirada, las manos son uno de los medios más eficaces para transmitir mensajes que no son captables a simple vista, tal como lo que la otra persona realmente piensa sobre lo que está afirmando, así como descubrir el estado de ánimo.
Son muchas las personas que suelen hablar y realizar una cantidad considerable de ademanes. Esta forma de mover las manos generalmente indica que la persona experimenta un entusiasmo vivo, ocasionado por diferentes motivos, como el estrés, sentirse bajo presión, tratar de desviar la atención sobre lo que afirma, o porque se siente comprometido durante su exposición.
Cuando una persona mantiene las palmas de sus manos abiertas, quiere decir que está siendo transparente y honesto. Si quien habla contigo mantiene su mano cerrada y apunta hacia arriba con el dedo índice, es porque está tratando de mantener autoridad o superioridad. Este tipo de gestos suelen ser considerados un poco violentos cuando alguien los emplea durante una conversación, ya que son utilizados por quienes están cerca de atacar físicamente, y por supuesto, transmite emociones negativas en quien escucha.
Quien lleva sus manos hasta las caderas también transmite un gesto que es agresivo que busca que se sienta su presencia. Este tipo de gestualidad suele ser empleada por algunos hombres para denotar superioridad, o mayor grado de masculinidad cuando hay mujeres a su alrededor, y que les resultan atractivas.
La comunicación de los ojos
Tal como hemos indicado, los ojos también transmiten mensajes, quizás de manera más enfática que quien lo hace con las manos. Por ejemplo, cuando una persona comienza a mirar hacia los lados lo hace porque se siente aburrido o con poca confianza.
Si mientras hablas ocurre que la otra persona no te mira, esto sucede porque su atención no está en ese instante enfocada en la conversación. Tal vez no le interese nada de lo que está escuchando.
Si deseas establecer conexión con otra persona, de manera empática, recuerda siempre mirarle.
Es importante mirar con suavidad, ya que cuando la mirada se presenta de manera fija, puede terminar por intimidad al otro, quien se siente retado. Cuando alguien no parpadea, ello quiere decir que está vigilando a la otra persona.
Quien parpadea repetidas veces, lo hace porque se siente nervioso. Tal vez necesite sentir un poco de confianza.
Si las emociones que se experimentan en un momento son de alta intensidad, existe una tendencia a mirar hacia abajo. Este movimiento instintivo es un mecanismo de protección para tratar de impedir que los sentimientos que se experimentan sean notados por la otra persona.
Cuando sostenemos un intercambio comunicativo con alguien más, además de las palabras, los gestos también incitan a una reacción en el otro. En lugar de buscar demostrar superioridad, vale el esfuerzo alcanzar una conexión real.
Uno de los mejores indicativos de que todo marcha bien, y que has logrado establecer un vínculo con el interlocutor, es cuando este empieza a imitar algunos de tus gestos.
Estos motivos son una invitación para aprender a comunicarnos de una manera que resulte efectiva, pero también aprender a leer lo que la otra persona realmente está sintiendo.
Fuente: Blog Comunicación a la Deriva