¿Por Qué se Pierden las Elecciones?

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Por: Jamer Chica

El 2018 es un año muy interesante para América Latina electoralmente hablando, Paraguay, Brasil, Costa Rica, Colombia y México son algunos de los países que se darán cita con la democracia para elegir sus nuevos gobiernos y cuerpos legislativos. (No incluyo a Venezuela porque considero que sus elecciones atípicas no representan esencialmente un ejercicio democrático)

En la antesala de cualquier elección los partidos políticos, los candidatos y los equipos de campaña enfilan todo su arsenal de herramientas con el fin de seducir a la mayor parte del electorado vigente. Pero ¿Por qué hay campañas a las que les va mejor que a otras?

Aunque el fin de todas las campañas es el mismo, no todas cuentan con resultados satisfactorios, toda vez que la falta de planeación, el gasto desmesurado y la improvisación parece ser el derrotero de la gran mayoría. Si a todo lo anterior le sumamos la omisión de acompañarse de verdaderos especialistas en la materia, los resultados siempre serán adversos y la derrota será una inminente realidad.

A continuación consideraremos diez factores que nos responderán el gran interrogante: ¿Por qué se pierden las elecciones?

1. Porque no hay estrategia. Sin duda alguna la estrategia siempre será el corazón de un proceso electoral. No obstante, muchos candidatos aún consideran que la estrategia política se resume en el trabajo publicitario y/o en el plan de medios, razón por la cual nunca suelen desarrollar procesos de investigación electoral ni de contratar consultores políticos que coadyuven a construir una campaña ganadora.

La estrategia es la columna vertebral de la campaña, define el objetivo, el mensaje, las tácticas, las herramientas y el segmento del electorado que se pretende impactar.

2. Porque no hay asesores. En concordancia con el punto anterior, se debe resaltar que uno de los errores más comunes que se comete al interior de las campañas políticas, es delegar en familiares o en amigos sin experiencia, la administración de los procesos más importantes. Encargar de la estrategia digital al sobrino (sobrinity manager), tener como asistente personal a la hermana y delegar la agenda en un amigo, es más común de lo que se cree.

Salir al campo de batalla con un ejército sin entrenamiento, es condenarse a la derrota, por consiguiente, es fundamental para cualquier campaña contar con la asesoría de un estratega político que coadyuve a coordinar y replantear la dinámica de los procesos, corregir desviaciones o tomar correctivos en el momento adecuado.

3. Porque no se conoce al elector. Generalizar al electorado es un grave error que se comete cuando no se tiene clara la estrategia y no se utiliza una metodología de segmentación. Las campañas que no conocen su target, les es bien difícil generar un mensaje que conmueva al elector, se deben centrar esfuerzos por conocer las emociones, necesidades y expectativas del votante, quienes son, donde se encuentran, sin son hombres o mujeres, jóvenes o viejos, su status económico, social y educativo.

4. Porque aún se trabaja bajo la intuición. Concentrar todos los esfuerzos en el elemento intuitivo (feeling) y no en el estratégico es un comportamiento reiterado en muchas campañas. Se cae en un gran error, al pensar que contratar una agencia de publicidad para el desarrollo de la imagen y el concepto de campaña, es utilizar marketing político.

Cualquier presupuesto que se destine en investigar las características y el comportamiento del electorado será insuficiente, algo que las campañas y los candidatos políticos aún no han entendido.

5. Porque se depende del voto duro. El voto duro se debe comprometer desde el principio de la campaña, sin embargo, tratar de conquistar otros territorios y asegurar nuevos electores debe ser una actitud que se asuma durante todo el proceso electoral. Depender solamente del voto duro conlleva a perder en las urnas, si no tratas de conquistar nuevos electores todos los días, otros candidatos si lo harán por ti.

6. Porque hay candidatos “sábelo todo”. Candidatos que no se asesoran, que son toderos, que no se preparan, que hablan sin estadísticas y que improvisan en el debate, son el común denominador de las malas campañas.

7. Porque no se estudia al adversario. Debemos conocer al adversario mejor de lo que nos conocemos a sí mismos. Si no sabemos a quién nos enfrentamos, nunca sabremos qué tan probable es ganar o perder.

Tener certeza sobre las debilidades o fortalezas de nuestro rival conlleva a ser más eficaces al momento de abordar una táctica de ataque, a veces es más valioso restar votos al contendor que sumar al candidato propio.

8. Porque no hay conexión emocional con el elector. El 90% de la decisión del votante, obedece a las emociones que lo inducen a votar, el mensaje de nuestra campaña debe estar ligado a lo que el elector quiere escuchar. En este sentido, tocar la fibra emotiva del ciudadano nos conducirá determinantemente a sacar ventaja sobre las demás campañas, dale a tus votantes una causa y ellos te devolverán un voto.

9. Porque no se utiliza tecnología. Utilizar los medios offline y las plataformas online simultáneamente durante el desarrollo de la campaña, aumenta la probabilidad de conquistar nuevos electores.  La oportunidad que brinda la tecnología de tener una constante interacción con millones de votantes, no se puede dilapidar, toda vez que permite contar con un segmento poblacional más grande, fue así como Kennedy utilizó a su favor la televisión, Obama el internet y Trump las redes sociales.

10. Porque se baila la música que ponen los rivales. Bailar la música que toque el adversario es un error garrafal. Se debe evitar al máximo caer en las trampas utilizadas por las campañas rivales, la estrategia de ataque debe evadirse, no se puede permitir que el oponente proponga la agenda, los temas y el ritmo de la contienda.

Fuente: Blog de Jamer Chica