Una nueva generación de votantes y neo votantes le habla con hastío a la política y a los políticos desde las calles, pero también desde ese nuevo parque de diversiones que se llama Tik Tok, hoy novedoso canal que impactó en las recientes elecciones de EE.UU., contribuyó a la caída de dos presidentes de Perú y también es escenario de un crecimiento exponencial con más de 2000 millones de usuarios que han descargado esta app china, desde su creación en 2016.
El 52% de los usuarios de Tik Tok tiene menos de 24 años, allí hay un nicho de ciudadanos activos o quienes serían neo votantes cuando cumplan mayoría de edad, quienes desde ya usan esta herramienta de interacción social con su estilo particular para hacerse ver y generar movilización ciudadana a una velocidad que da vértigo. El alcance de Tik Tok puede ser 3 ó 4 veces más amplio y rápido de lo que es Facebook o Instagram, estas últimas redes con algoritmos e interfaces más restrictivas.
Las marchas y protestas callejeras no es un fenómeno aislado o un fantasma ideológico en el mundo de hoy, responden a un hastío extremo de los ciudadanos con un sistema que parece haber colapsado por las prácticas y la reputación de ciertos líderes en el mundo público y corporativo y allí los más jóvenes van a ser protagonistas de una lucha en el asfalto real y en el virtual, con mecanismos que hablan el mismo lenguaje de Tik Tok: irreverencia, humor y deseo de romper esquemas.
Es claro que la política tiende a revaluarse y repensarse por nuevas generaciones que son mucho más criticas y quienes buscarán deslegitimar lo tradicional y romper con lo que no funciona en este complejo mundo de Palacios, Políticos Monárquicos, Élites y cuellos blancos; que rebatirán generaciones entre centenials y nacidos en este siglo 21, también problemático y febril.
El próximo año se vendrán nuevos momentos de protesta con otros lenguajes y así lo deben entender los políticos que gobiernan y aquellos que quieran emprender campaña. La gente no quiere saber de conflictos, la gente no quiere sentir miedo por los extremos, miles la apuestan a evitar nuevas pandemias con medidas más baratas que el hecho de afrontarlas como pasó con el Covid-19 y como podría pasar con el cambio climático.
Hablamos de una nueva agenda, de una nueva generación dispuesta a pasarle factura a los líderes públicos que no se tomen en serio la urgente tarea de saber gobernar con integridad y pensando en algo más que sus propios bolsillos.