Por: César Toledo
Los consejos del cardenal Mazarino, un experto en comunicación no verbal en la corte de Luis XIV.
El sucesor de Richelieu al frente del gobierno francés se revela en pleno siglo XVII como un auténtico experto en la expresión de la conducta y la gestión de las emociones. En su obra póstuma “Breviario de los políticos”, se recopilan no solo sus máximas sobre el arte de la retórica y la persuasión, sino también numerosos y útiles consejos sobre la comunicación no verbal, recomendaciones cuya vigencia sorprende casi cuatro siglos después.
El cardenal Mazarino (1602-1661) fue un astuto diplomático, militar y estadista, alguna de cuyas cínicas y descarnadas enseñanzas sobre el ejercicio de la política harían palidecer al mismísimo Maquiavelo. Al repasarlas, el lector entenderá fácilmente cómo este italiano -formado con los jesuitas romanos y experto en derecho canónico por la española Universidad de Alcalá de Henares-, pudo alcanzar el poder absoluto como regente del imperio francés con Luis XIV, y conservar la posición hasta el final de sus días a pesar de sus poderosos enemigos.
Mazarino ya intuía en aquella época lo rápido que nuestra mente emocional actúa a la hora de forjarse una primera impresión, y aconsejaba a los políticos “conducirse de modo irreprochable” cada vez que comparecieran en público, pues, según sus palabras,“a menudo un mero gesto acaba forjando para siempre una reputación”.
Las actuales técnicas de neuroimagen y la investigación científica en el ámbito de la psicología confirman hoy los temores de Mazarino sobre el impacto que nuestra imagen causa en los demás, pues en ocasiones bastan algunas milésimas de segundo para decidir si una persona nos agrada o desagrada.
Pero además, como si de un coach contemporáneo se tratara, Mazarino se refería también en el siglo XVII a la importancia de entrenar nuestra forma de interactuar en público, y recomendaba “tener preparado un repertorio de fórmulas para responder, saludar, tomar la palabra y quedar como es debido ante cualquier imprevisto”.
Y aunque no fue hasta 1989 cuando los psicólogos norteamericanos Salovey y Mayer definieron el término inteligencia emocional, Mazarino ya se refiere en su obra a la gestión de las emociones y cómo pueden afectar a la imagen pública de un político: “Prepárate para hacer frente a cualquier contingencia imaginándote determinadas situaciones, como, por ejemplo, que en una reunión alguien te lance una pulla, a fin de prever qué respuesta mordaz le puedes dar sin inmutarte aparentemente. Ten por seguro que la imagen que ofrecerás desde fuera será la que hayas conformado en tu interior”.
A continuación resumimos sus recomendaciones más destacadas en el campo de la conducta no verbal y la gestión de las emociones:
CONDUCTA NO VERBAL
Examina cada parte de tu cuerpo: ¿tienes la mirada demasiado insolente? ¿Las piernas muy rígidas o la cabeza más erguida de lo que conviene? ¿Tienes arrugas en la frente, muy apretados los labios, demasiado lento o demasiado rápido el paso?
La expresión de tu rostro, al igual que tu corazón, adáptalas a ese sentimiento que quieras expresar, y también la flexión de la voz, a la vez que tus palabras. De hecho, en la cara se pueden leer la mayoría de los sentimientos.
Vigila que tu curiosidad no rebase el límite de tus astutas cejas. Así actúan los hombres que son tenidos por astutos, hábiles y previsores.
Finge humildad, candor, amabilidad y buen humor. Muéstrate elogioso, agradecido y disponible hasta con quienes no se lo merecen.
Con los melancólicos muéstrate serio, con los coléricos, bilioso, y con tus superiores, paciente.
EMOCIONES
No te dejes dominar fácilmente por la ira, porque, si después te serenas con igual facilidad, te tendrán por persona poco firme.
Permanece callado el mayor tiempo posible, escucha los consejos de otro y sopésalos un buen rato. Procura no dejarte arrastrar por sentimientos intensos.
Si te han ofendido y se te altera la bilis, no digas nada, ni des señal alguna de enfado si no vas a poder recibir ninguna satisfacción. Simula que en nada se te ha agraviado, y aguarda el momento oportuno. Que en tu rostro no se refleje nada, salvo la cortesía.
Cuida que no haya nada que pueda resultar ofensivo para nadie en tu conducta, tus gestos, tu manera de andar, tus bromas, en el tono en que dices las cosas, en cómo las dices o en tus risas y entusiasmos.
No te vuelvas arrogante con el éxito, mantén tu manera de expresarte, tus costumbres en la mesa y tu forma de vestir, y no cambies en esto salvo por una razón muy justificada.
En su recopilación de sentencias, Mazarino no solo ofrece consejos para empatizar y conectar con cualquier interlocutor, sino también para poner distancia por medio y ofrecer una imagen de dignidad, algo que hoy resultaría bastante contraproducente, aunque algunos políticos contemporáneos todavía practiquen esta forma altanera de comunicación.
Según explicaba el célebre cardenal, lo mejor para adquirir gravedad es no mirar fijamente a nadie, y no frotarse la nariz ni arrugarla, en referencia a los gestos adaptativos que expresan descontrol emocional. También recomendaba no mostrarse sombrío, gesticular poco, mantener la cabeza alta, ser parco en palabras y que sean éstas sentenciosas.
Julio Mazarino, 2011 (1684). Breviario de los políticos (Breviarium Politicorum secundum Rubricas Mazarinas) Edit. El Acantilado.
Fuente: Blog Análisis no verbal