Por: Julio Otero
Los doce escaños de VOX han sido la gran sorpresa de las Elecciones al Parlamento de Andalucía del pasado domingo 2 de diciembre. El crecimiento de esta fuerza política continuará a corto plazo por una serie de razones que pasamos a explicar:
La primera es porque está de moda. Aunque parezca una respuesta simple y hasta evidente. El éxito llama al éxito y muchos votantes querrán sumarse a la sensación del momento. Sucede igual en las encuestas. Más allá de las preferencias ideológicas, los electores quieren sentirse identificados con una opción “ganadora”. Porque a esta perogrullada hay que sumarle que muchas personas conservadoras no percibirán ya que votar a VOX es tirar el voto a la basura. Aunque le reste apoyos al PP y a Cs, votar a este partido no tiene por qué ser contraproducente para echar a la izquierda del poder, como se ha demostrado en la comunidad andaluza.
La segunda razón es que el descontento de los ciudadanos con la llamada clase política no ha desaparecido. El voto protesta y outsider ya no beneficia tanto a Podemos, que algunos perciben ahora como una formación integrada en el sistema. Hoy por hoy VOX representa para muchos españoles el voto más rebelde. Y, como explica Ignacio Torreblanca, “VOX es hoy el partido que representa el cabreo (justificado o no). Si estás cabreado votas a VOX. Y como a los demás nos cabrea VOX y lo decimos en alto, confirmamos a los que quieren votarlo que es el partido adecuado para representar su cabreo. Es circular e irá a más”.
La tercera causa es Cataluña. El intento secesionista del Gobierno catalán ha creado las condiciones perfectas para un resurgimiento del nacionalismo español. Pero no se trata de que hayan empezado a nacer”fachas”; a muchos andaluces les preocupa la unidad de España más que cualquier otro problema. Una parte del electorado siente que VOX es la opción política más eficaz y coherente para defender la integridad territorial del país. Este contexto perjudica a otras alternativas al establishment como Podemos. Los problemas sociales ya no marcan la agenda. La situación económica tocó fondo y ahora la crisis en España se percibe más desde el punto de vista institucional y político (y, más concretamente, territorial).
La cuarta de las razones es que los medios de comunicación y los principales partidos políticos les están haciendo la campaña. Aunque sea para criticarles, los medios de comunicación no han dejado de otorgarles notoriedad hablando de ellos cuando aún no estaba justificado por su representatividad. Esta circunstancia también la vivimos con Podemos: la lógica del mercado, la lucha por las audiencias y la publicidad, les obliga a generar contenidos sensacionalistas en los que “el el auge de la extrema derecha” encajan a la perfección. En cuanto a los partidos, muchos analistas han explicado cómo el discurso de casado y Rivera se ha ido escorando a la derecha en los últimos meses, contribuyendo a normalizar algunas propuestas de VOX. A pesar de que en los anteriores comicios autonómicos solo tenían el 0,45% de los sufragios, y pese a que las encuestas no le daban más de tres parlamentarios, la candidata del PSOE, la presidenta susana Díaz, trató de jugar con “el miedo a VOX” en el último debate electoral televisado, lo que obviamente le terminó favoreciendo. Pero el último capote se lo han echado desde la izquierda con la convocatoria de concentraciones para repudiar unos resultados totalmente legales.
El quinto motivo tiene que ver con el hartazgo que está produciendo la corrección política en una parte importante de la sociedad. Que haya políticos que hablen en femenino o instituciones oficiales que escriban “todos y todas” es percibido como una exageración y como una imposición. Incluso dentro de la propia izquierda surgen cada vez más voces que alertan sobre “la trampa de la diversidad” y que critican duramente al progresismo posmoderno. No es solo cuestión de la llamada izquierda roji-parda: en redes sociales se leen cada vez más comentarios de comunistas ortodoxos expresando sentimientos patrióticos españoles y criticando abiertamente al movimiento feminista o al LGTBI.
En síntesis, VOX seguirá creciendo porque ya ha dejado de ser un tabú.Muchos simpatizantes ya reniegan de haberles votado, ni se sienten parte de una minoría extremista. Ahora votar a VOX puede resultar incluso cool y sexy.
Fuente: Blog El Atril