Entrevista con Francisco Roldán, presidente de la Asociación Española de Consultores Políticos (AESCOP)
Por Juan Diego Sánchez.
En esta nueva entrega de Comunicación a la Deriva, el consultor político Francisco Roldán nos habla de la utilidad de las campañas y de los programas electorales y reflexiona sobre los cambios de la nueva Ley Electoral. El también presidente de AESCOP (Asociación Española de Consultores Políticos) nos ofrece su punto de vista sobre la fiabilidad de las encuestas electorales y del impacto de la corrupción en el voto. Francisco Roldán es miembro de la Asociación Española de Investigación de la Comunicación, director de politiquear.com y profesor del Máster de Uniactiva.
Juan Diego: ¿Beneficiará a los candidatos socialistas que se presentan el 22 de mayo a las elecciones la renuncia de Zapatero a revalidar el cargo?
Francisco: Es evidente que la renuncia de Zapatero ha tenido un efecto positivo hacia los intereses socialistas; sólo tenemos que referirnos a encuestas posteriores para contemplar cómo la distancia con respecto al Partido Popular disminuyó en ocho o nueve puntos. Dependiendo de los municipios, las acciones en el ámbito nacional tendrán más o menos peso a la hora del voto local. Ya en el 2007, vimos cómo la lucha nacional entre las dos grandes formaciones influyó en muchos ámbitos locales; en mi opinión, cada día más se convierten las elecciones municipales en un plebiscito nacional.
JD.: Tal y como se desarrollan las campañas electorales, ¿son útiles para los ciudadanos?
Francisco: No, rotundamente no. Para mí cada campaña electoral debería servir para formar e informar. Ocurre todo lo contrario, actualmente, sirven para atacar a los rivales, insultar al contrario y llevar la crispación social a límites insospechados. Todo ello hace que los ciudadanos nos desanimemos y, en más ocasiones de las deseadas, la abstención sea la única alternativa para muchos. Parece que las grandes formaciones sólo quisieran que les votaran sus fieles duros, sin darse cuenta que la victoria siempre está en atraerse a los débiles contrarios, desanimados, incluso abstencionistas.
JD.: ¿Qué opinas de las nuevas limitaciones a los partidos y a los medios de comunicación establecidas por la Ley Electoral?
Francisco: En realidad, es un invento de las grandes formaciones que ya tenían los deberes hechos, o debieran tenerlos, porque a la hora de la verdad el gasto es el mismo o superior; en clara oposición al espíritu del ahorro que debería subyacer. Cierto es que no puede hacerse publicidad pagada en los medios pidiendo el voto pero, ¿quién nos dice que los medios no han cobrado por hacer ‘publicity’?, es decir, crear noticias sobre el candidato que haya pagado más o menos. Y luego está el asunto de las vallas que, en muchísimos lugares, no se han quitado, o las múltiples inauguraciones, presentaciones, etc. Creo que sólo ha perjudicado a las pequeñas formaciones y ha beneficiado a las grandes que, además, tienen excelentes equipos jurídicos, y dinero, para solventar cualquier posible denuncia.
JD.: ¿Tienen alguna utilidad práctica los programas electorales?
Francisco: Si están basados en las necesidades e inquietudes ciudadanas y en las soluciones, sí. Si se basan sólo en lo que el político de turno y su equipo desean, me temo que no servirán, porque una cosa son los deseos y otra muy diferente la realidad. Por pedir que no quede y por presentar macro proyectos irrealizables tampoco. No se trata de ofrecer lo imposible sino de crear lo necesario. Y ojo con cubrir todas las necesidades porque los ciudadanos somos generalmente insaciables, cuando se han cubierto nuestras necesidades, queremos más y mejor.
JD.: ¿Castigan los ciudadanos en las urnas a los candidatos imputados por corrupción?
Francisco: Depende si se es ‘incumbent’ o ‘challenger’, si se tiene el cargo y se aspira a repetir o si se es un aspirante. Quien tiene el cargo, dispone de un plus de confianza, ya que la ciudadanía entiende que las denuncias pueden deberse a otros intereses enfrentados. Presuntamente, el gobierno de Jesús Gil en el Ayuntamiento de Marbella fue corrupto y ganó varias elecciones seguidas. Mi opinión es que en época de bonanza económica no importa tanto esta cuestión, pero en época de crisis es muy posible que castigue a quien esté imputado. En esto, como en todo, hay excepciones. También depende de la imputación, del carisma del político o de la capacidad de convencer o de hacerse creíble. La credibilidad es muy valorada entre los votantes, al margen de que haya cometido o no el delito.
JD.: ¿Dudas de las encuestas?
Francisco: Nunca de las que yo realizo. La campaña debe basarse, según mi propio método, en la investigación, la comunicación y la movilización. Si falla cualquiera de ellas, es posible que falle la campaña. La investigación debe ser cualitativa, similar a un estudio etnográfico, y cuantitativa. El problema de las encuestas es que, de tanto refrito, muchas veces no se las creen ni quienes las manipulan para engañar al adversario; pero esas están trucadas. Las de verdad, las que se guardan en la caja fuerte, aciertan cien por cien ya que estamos hablando de estadística: matemáticas puras y los matemáticos saben cuál es el margen de error, sin fallos.
JD.: ¿Cómo se eligen los buenos temas de campaña?
Francisco: Ya lo comenté anteriormente, basándose en la investigación, en las necesidades y en las inquietudes. Muchas veces el tema central elige al candidato, en las campañas que no están diseñadas por un especialista. A mí me gustan y me interesan las campañas positivas, las que se basan en la investigación, en las creencias, en el componente cultural. Los temas en la práctica no son complejos, ya que siempre están relacionados con el urbanismo o espacio físico, los servicios, el ocio y la cultura, el medio ambiente, la economía y la participación ciudadana. Y también con la lejanía de los ámbitos de decisión, con las ventajas e inconvenientes respecto a otros municipios cercanos, con la falta de información, con la creencia de que los políticos van a lo suyo, etc.
Y por los problemas que todos tenemos en mente; es decir, si el paro, la crisis económica y la propia clase política son los tres problemas principales en nuestra sociedad actual, pues ya dispone de tres temas de campaña interesantes a los que dar solución en su municipio, serían muy válidos.
Fuente: www.comunicacion-politica.com