Por María Jimena Duzán
EN PLATA BLANCA. El consultor electoral venezolano J.J. Rendón habla de su carrera, revela a quiénes asesora y ha asesorado, dice cómo aconsejaría a algunos candidatos y se defiende de su leyenda negra.
MARÍA JIMENA DUZÁN: Le confieso que usted siempre me ha parecido un personaje oscuro. Su fama de ser el rey de la propaganda negra lo precede.
J.J. RENDÓN: Te voy a decir dos razones que explican por qué tengo esa fama. La primera es una mezcla de competencia desleal. Estoy convencido de que los primeros en ayudar a construirme esa mala fama fueron mis propios colegas.
M.J.D.: ¿O sea que usted fue víctima de su propio invento…?
J.J.R.: Mira, llevo 25 años de carrera como consultor político, y hasta 2004 eso no se decía de mí. En ese año yo denuncio el fraude del referendo revocatorio, y el chavismo, que cree que cualquier denuncia en su contra es una operación de la CIA, dice que yo fui “pagado” por esa agencia y el Pentágono para que hiciera propaganda negra. Ahí fue cuando empezó esa fama. Aparecieron en la prensa venezolana unos artículos que nunca demandé, porque la justicia de mi país es un desastre. Luego, entro a México a asesorar al PRI, y la prensa de izquierda, del PRD, que es muy cercana a Chávez, recogió esas informaciones.
M.J.D.: ¿Me va a decir que usted es un consultor político cuya fama de maloso se le debe única y exclusivamente a la campaña negra que le hacen sus opositores?
J.J.R.:A ver, María Jimena, si los periodistas hacen su trabajo, yo hago el mío. El tuyo es el de la información veraz, y yo estoy en el negocio de que el tipo no gane. Y si tengo papeles e información, sustentados y objetivos, me le voy al cuello y lo hago trizas. De eso no te quepa la menor duda.
M.J.D.: Como lo hizo con el Partido Verde en la campaña pasada…
J.J.R.: Ven y te explico lo que pasó con Mockus, porque es la primera vez que respondo esa pregunta. Llegue a Colombia en 2006, como asesor para fundar un nuevo partido: La U, y quien me llamó fue Germán Chica. Vine invitado a un seminario del uribismo y me di cuenta de que las campañas políticas en Colombia estaban secuestradas por las encuestadoras y que lo que faltaba era estrategia. Ahí conocí al presidente Santos, quien me propone la idea de que los asesore en la creación de La U. De inmediato, me pareció un reto interesante. Arranca la campaña y la ganamos. María Isabel Rueda, Álvaro García y La W me hicieron entrevistas en las que yo aparecía como el personaje detrás del triunfo de La U. Con el paso del tiempo es que se ha venido a cuestionar lo que yo hice en la campaña. Pero te aseguro que todo lo que hice fue legal. Ahora, si no les gusta lo que yo hago, ¡pues cambien la ley!
M.J.D.: Pero no todo lo legal es ético….
J.J.R.: Un momentito, eso de la ética es para los filósofos. Soy pragmático de nueve a cinco y hago poesía y filosofía y letras de las cinco para adelante. La película mía es la de ganar elecciones. ¿Sabes cuál fue mi error? Que me convertí en un personaje oscuro. Los políticos que yo asesoré, incluso a muchos de ellos gratis porque me interesaban sus causas, cuando me atacaron no salieron a defenderme ni explicaron cómo fue la campaña de verdad. Por ejemplo, Marta Ordóñez hizo una campaña bellísima por el derecho de la mujer, fue de las más votadas para el Concejo de Bogotá y no le cobré ni un peso.
M.J.D.: Usted habla de La U como si fuera un partido que llegó para quedarse. Sin embargo, todavía está por verse si sobrevive a la salida de Uribe del poder.
J.J.R.: Sí, puede que sea preadolescente, pero es un partido fresco, que no se va a acabar. Además, estas elecciones de octubre son atípicas: no las va a ganar ningún partido, las va a ganar la gente que va a votar por el candidato que ellos quieren. En cargos ganados, quien saldrá mejor parado será el Partido Liberal, porque tiene muchos ediles, concejales, diputados.
M.J.D.: ¿A qué candidatos está asesorando para las próximas elecciones?
J.J.R.: Yo asesoro a La U y a todos los candidatos que pertenezcan a esa colectividad que requieran mis servicios.
M.J.D.: Pero también asesora a candidatos como Luis Pérez en Medellín, que va por firmas. ¿No le importa asesorar a un político tan controvertido, que no fue avalado ni por el Partido Liberal ni por La U?
J.J.R.: En las elecciones pasadas, ayudé a Alonso Salazar y a Fajardo. Cuando llegué a esa campaña, Luis iba arriba en las encuestas, pero terminó perdiendo. Él dice que supo que hubo un cambio de estrategia y que ese cambio lo hice yo. Quiero decirte que les ayudé gratis a Alonso y a Sergio. Ni gracias me dieron y, hasta hoy, lo niegan.
M.J.D.: Pero según Arco Iris, varios concejales que apoyan a Luis Pérez tienen presuntos nexos con la mafia de Medellín…
J.J.R.: La mala fama que tiene Luis Pérez se la creé yo. Cuando yo asesoraba a Alonso, me dije: ¿cómo puede ser que un señor que tiene tantas investigaciones puede llegar a ser alcalde de Medellín? Lo cierto es que la justicia falló a su favor en todas esas investigaciones. Ya sin esos problemas, me llamó y me dijo: “Necesito que usted me ayude a revertir la mala fama que me creó”. Y yo le dije: “Esa se la debo”. Y en cuanto a los concejales que lo apoyan, si tuvieran problemas, que los resuelvan ellos. Para eso existe la justicia. Yo no soy juez.
M.J.D.: A ver si entiendo: ¿usted primero desprestigia a los políticos y cuando pierden, ellos lo contratan de asesor?
J.J.R.: Pero si eso es un tema ético. Yo le afecté la carrera política a Luis Pérez. Si después de esto me pide que lo asesore, ¿cómo no le voy a ayudar?
M.J.D.: ¿Está ayudando a Peñalosa?
J.J.R.: No… todavía. Podría ayudarlo si él quisiera. Le diría que le quedan 66 días y que se ponga las pilas.
M.J.D.: A los tres jóvenes, Galán, Luna y Parody, ¿qué les dice?
J.J.R.: A la chiquillada les digo que caballo que alcanza gana. Sigan trabajando que así como van, van bien. Ahora, son bebesaurios, como les dicen a estos políticos en México, es decir, muchachos de 30 que se visten, se peinan y piensan como los viejos. Son una buena inversión para la próxima. No siempre en política se puede ganar. Acuérdate de que el que siembra, cosecha. A Petro le diría: “No te equivoques, mírate en el espejo de los verdes. No te confíes, porque puedes terminar como Mockus”. Los consejos que le daría a La U son privados, como comprenderás. A Mockus le diría que se fije bien a quién le suma y a quién le resta.
M.J.D.: ¿Y qué le diría al expresidente Uribe?
J.J.R.: A mí me parece que ha cometido tres errores, con todo el afecto, la admiración y el respeto que le tengo. Primero: si tú eres un expresidente de su talla, no te pones a pelear con Vladdo, quien por más prestante que sea, es un caricaturista. La vulgarización de la estatura del estadista se concreta cuando se mezcla con la farándula. El segundo error es la generalización. No todos los casos de los funcionarios implicados en los escándalos pueden ser vistos como persecución política. Estoy seguro de que muchos de ellos saldrán exonerados, pero otros no. Quien siembra tormentas recoge tempestades. Si hubo pelea con la Corte, no pueden esperar que sean benévolos con ellos, porque los jueces también son seres humanos. El tercer error es que Uribe sufre de duelo del poder. Él debería usar el capital político que le queda para hacer algo propositivo, de futuro. En política, el que no entiende su momento político y lo capitaliza, pierde.
M.J.D.: ¿Cómo definiría algo tan indescifrable como el santismo?
J.J.R.: Santos es un estadista. Él quiere que lo bueno que hubo permanezca, que lo malo se corrija o se castigue y lo que haga falta, aunque parezca incompatible con lo anterior, se haga. Esa es la política de Santos. Ahora, él es un estadista pragmático, que entiende el cambio de roles. Cuando él era periodista, podía decir lo que se le diera la gana. De presidente de los colombianos tiene que cuidar los intereses de todos los colombianos. Eso no lo podía hacer Uribe porque él es un fundamentalista.
M.J.D.: No creo que Santos y Uribe vayan a pelear de verdad.
J.J.R.: Te digo esto: desde ya, Santos no va a pelear ni con Uribe ni con nadie del estamento político. Santos es de mecha larga. Él es el presidente de la Unidad Nacional, de la concordia dentro de la diversidad. Con la mayoría que ya tenía cuando ganó, podía gobernar sobrado, y en ese sentido, la convocatoria a la Unidad Nacional es un acto de generosidad y de patriotismo. Pero además, todo país necesita tener referentes. Y a mí me gustaría que Colombia conservara y respetara lo bueno del expresidente Uribe.
M.J.D.: Pero es que las críticas al gobierno Uribe no son producto de propaganda negra. Son reales: la corrupción en la DNE, en la salud, en el ICBF, en el DAS.
J.J.R.: No, chica, pero cada quien en lo suyo. Esa discusión que la resuelva la justicia. Fíjate que a pesar de que los medios americanos dieron como culpable a Strauss-Kahn, el juez acaba de precluir la investigación.
M.J.D.: ¿A quién le gustaría asesorar?
J.J.R.: Si Santos quisiera reelegirse, me gustaría ser su estratega, pero no creo que piense en eso. Él no está gobernando pensando en la reelección, está gobernando para ser un buen presidente. ¿No lo ves cómo está de radiante y feliz? Ustedes ven en la Unidad Nacional una cuestión burocrática, pero yo veo otra cosa: veo apaciguamiento, tranquilidad, sosiego. Lo ideal es que esta Unidad Nacional perdure por treinta años. ¡Ustedes se merecen ser un gran país! ¡Dejen de darse tanto palo y construyan más!
M.J.D.: O sea, ¡que viva el unanimismo!
J.J.R.:¿Pero por qué ves así la Unidad Nacional? ¿Por qué no miras más bien que Juan Manuel Santos escucha a todo el mundo y que intenta integrar en el gobierno las ideas de todas las tendencias, por el bien de tu país?
M.J.D.: Veo que, a pesar de todo, está contento en Colombia… ¿Se va a quedar a vivir?
J.J.R.: Yo soy un gitano, casi un apátrida y un autoexiliado. Lo que ustedes llamarían un desplazado. Este país es donde más cerca me siento de mi casa. A pesar de todo el palo que me han dado, me gusta Colombia.
Fuente: Semana.com