Seguridad Política

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 Por: Diana Rubio

A la hora de celebrar un evento, en la etapa del pre-evento,  se pone en marcha todo un equipo de organización, producción, montaje y gestión del mismo.

Dentro de ese equipo, existe un factor que es fundamental y que debe de tenerse en cuenta siempre; hablo de la seguridad.

El llamado dispositivo de seguridad, deberá ir  en coherencia con el tipo de evento que sea, si es un evento macro o micro. Siempre, y digo siempre,  se deben contar con diferentes profesionales tanto de la propia seguridad, como  servicios sanitarios, protección civil y todos los dispositivos privados y públicos que requiera especialistas en seguridad ciudadana a la hora de llevar a cabo un acto.

Extrapolando este núcleo vital a los eventos políticos, vemos en muchas ocasiones que se multiplica, y en otros se queda corto.

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Si hablamos de  microeventos, es en estos  donde prima la cercanía de los representantes con sus ciudadanos, afiliados y simpatizantes, y es donde la integridad física de los políticos puede encontrarse más expuesta. Por ello, la seguridad debe estar atenta a posibles incidencias o problemas, sobre todo cuando se llevan a cabo en la calle, y al cual puede acercarse o acudir cualquier persona. Ya pudimos observar  el caso donde a Berlusconi le golpearon con una miniatura y le rompió varias piezas dentales. Estoy de acuerdo en que la provocación, en este caso concreto, tuvo demasiado protagonismo por parte del político italiano.

Si en los microeventos requiere una atención máxima, es en los macroeventos donde la seguridad debe extremarse, y no sólo hacia el político, sino también hacia sus asistentes.

Concretamente en los mítines, la seguridad pasa a determinar si el acto se celebrará o no en el sitio previsto, o conllevará la realización de los cambios oportunos que permitan a los profesionales de este sector trabajar con la certeza de que todo saldrá bien (aunque los imprevistos siempre pueden suceder y debemos estar preparados para ellos y concienciados).

Pero la importancia de esta herramienta en la organización, en los eventos políticos, suele destacar en muchas ocasiones por su ausencia. Casos como el ocurrido en Bulgaria en el que intentaron asesinar a uno de los candidatos con una pistola, la extrema cercanía de un dron a Angela Merkel  o la desafortunada muerte de Benazir Bhutto por una bomba durante un mitin, son claros ejemplos de la falta de seguridad y  resolución ante posibles imprevistos. Claro está que el contexto político, económico y social también deben ser fuentes de información primordiales a la hora de llevar a cabo el protocolo de seguridad en los eventos políticos, para incrementarlo o no.

El caso mas anecdótico donde la seguridad podemos decir que se relajó, fue en el funeral del Nelson Mandela, y el intérprete de signos falso que consiguió permanecer junto al mandatario norteamericano durante su discurso.

Pero dejando de lado estos ejemplos paradigmáticos y mediáticos de la falta de seguridad, quiero hacer referencia a la importancia, en los mítines españoles de este factor.

Para poder crear el llamado protocolo de seguridad, en el que se incluyen los servicios anteriormente citados, hay que hacer una previsión de público asistente al lugar de celebración y dejar vías de evacuación libres por lo que pudiese pasar. Incluso las horas de celebración, si va a ser más corto o más largo, la temperatura y las puertas de emergencia localizadas a simple vista, son elementos que en mi caso, he echado de menos en varios actos políticos a los que he acudido como oyente.

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Por ello, a la hora de celebrar eventos políticos no escatimen en seguridad, y en la balanza de elementos que se necesitan para su puesta en marcha, es preferible tener en cuenta estos factores, a lamentar desgracias mayores, apuesten por el remedio, y no por la enfermedad.

Fuente: Política y Protocolo