Por: Andrea Valeiras
“Todo villano es un héroe en su propia mente“. Esta afirmación de Tom Hiddleston, el actor que interpreta a Loki, define perfectamente la psique del villano de las dos películas de Thor y la primera de Los Vengadores. En esta última se presentaba como el libertador de los habitantes de la Tierra. ¿De qué quería liberarlos? De la libertad.
“¡Arrodillaos ante mi! He dicho… ¡Arrodillaos! ¿Esto no os parece más sencillo, no es este vuestro estado natural?. Es la verdad tácita de la humanidad, que ansiáis la subyugación. El brillante señuelo de la libertad reduce vuestra alegría de vivir a una loca búsqueda de poder, de identidad. Fuisteis creados para ser gobernados. Al final siempre os arrodillaréis”.
No es Loki el primero (ni el último) en intentar convencer a la población de que tiene un problema y le necesita. Quizás sí es el que más claramente expone contra qué se enfrenta: la libertad, ni más ni menos. ¿Demonizar la libertad? Parece imposible. Casi lo es. Pero se acerca bastante al paternalismo que predican por norma los dictadores, convenciendo al Pueblo de que dependen de él para salvarse. Hay muchos ejemplos más y menos recientes, pero en la propia escena vemos una clarísima referencia cuando alguien se levanta y responde:
– No ante hombres como tú
– No hay hombres como yo
– Siempre hay hombres como tú
Teniendo en cuenta que esta secuencia tiene lugar en Alemania, no parece difícil identificar el símil. Además, dado que quién se pone en pie y pronuncia estas palabras es un anciano, podemos entender que probablemente lo ha vivido en propia piel. Puede que este acto haya sido inspirado por August Landmesser, que se cruzó de brazos en el saludo a Hitler durante la visita del dictador a los astilleros de Hamburgo.
Aunque este alemán no tuvo tanta suerte como el de la película, no hubo Capitán América que le salvase de verse obligado a luchar por algo en lo que no creía.
¿Por qué Loki busca sembrar el terror para someter a la población? Puede se hubiese leído El Príncipe de Maquiavelo y pensaba que era mejor ser temido que amado. O quizás no. Quizás era su única opción (o así lo creía) pero no su deseo. Porque el asgardiano de adopción quería ser amado desde sus inicios. Recordemos que nació como gigante de hielo y que fue abandonado al final de la guerra entre Jotumheim y Asgard y rescatado por Odin, quien se apiadó de él… Aunque tenía otros intereses. El “Padre de Todos” consideró que criar a un gigante de hielo según los valores asgardianos le serviría en un futuro para alcanzar una paz duradera entre ambos reinos. Pero el bebé Loki vió en Odin alguien a quién querer y por agradarle cambió su forma, transformándose en asgardiano (entendemos así que el poder de transformarse en quién quiera es innato) para agradarle.
Este bebé crece como asgardiano y no recuerda sus orígenes hasta un incidente en Jotumheim en el que su piel se vuelve azulada al entrar en contacto con un gigante de hielo. Es entonces cuando pide explicaciones a Odín y descubre el por qué del trato preferencial a Thor: él no era el primogénito, era el único heredero. Loki entiende entonces que había vivido en una mentira, que su envidia a Thor estaba fundamentada porque no jugaban en igualdad de condiciones y que el padre cuya aprobación buscaba constantemente no solo no era su verdadero padre, sino que lo había acogido como puente entre ambos reinos, quizás incluso con ambiciones unificadoras, ya que en realidad era hijo de Laufey, el rey de Jotumheim.
Pero el corazón tiene razones que la razón no entiende y en el fondo Loki sigue necesitando la aprobación de Odín y por eso engaña a Laufey para matarlo y se enfrenta (arrastrando a Thor, con quién ya tenía enormes problemas por aquel entonces) a los gigantes de hielo. Cuando el puente que une Asgard con los demás reinos se rompe por culpa de Thor y Odín acude a salvarlos, Loki solo dice “padre, lo he hecho por ti”, buscando su aprecio una vez más. Pero su padre adoptivo le dice “no, Loki” y este se deja caer hacia el vacío, no solo físicamente (ya sabemos que sobrevive sin problemas), sino también emocionalmente. Nunca volverá a ser el mismo.
Hiddleston describe la evolución de Loki a lo largo de las tres películas: Si en Thor resulta un príncipe destronado, enLos Vengadores es un psicópata encantador y en Thor: El mundo oscuro encarna al antihéroe.
Su fase de psicópata ha generado diversas teorías. Mucha gente afirma que realmente durante la película de Los Vengadores Loki no era tanto un villano como un emisario del verdadero enemigo supremo, Thanos. No solo esto, sino que defienden que estaba tan hipnotizado como lo están Ojo de Halcón y Selvig más adelante. Sus argumentos van desde la idea de que él nunca tuvo ningún interés en gobernar la Tierra (o Midgard como la llaman los asgardianos) hasta lecturas entre lineas de sus frases (por ejemplo, los símiles de la bota que aplasta a la hormiga), pasando por un análisis exhaustivo del color de sus ojos, ya que son verdes por definición pero parecen azules (como sucede a los que son hechizados por él mismo más adelante):
Según los defensores de esta teoría, Loki solo era un instrumento de Thanos para su demostración de fuerza hacia la Tierra y en ocasiones se da cuenta de lo que ha hecho y se muestra arrepentido. Todo esto se adereza con detalles acerca del “cetro” que porta y que parece aumentar su agresividad o se especula que realmente quería fracasar para volver a Asgard e infiltrarse para robar el Guantelete del Infinito.
Lo cierto es que sí hay cosas que no parecen encajar, como por qué Loki se deja atrapar por S.H.I.E.L.D y aparentemente descubre su presunto plan de utilizar a Hulk contra ellos, por ejemplo. Él es más listo que eso. También es verdad que las motivaciones del personaje nunca fueron conquistar y devastar la Tierra sino que su ira iba siempre dirigida hacia Thor y Odín. Pero no creo que haya que ir tan lejos necesariamente. Para manipular a Loki, un alma rota por los acontecimientos descritos en Thor, no hacían falta ni hipnosis ni magia. Una persona herida y con carencias se aferrará al poder, del tipo que sea. Se trata de una cuestión de transferencia: se le ofrece gobernar a una raza entera y él lo toma como compensación por no haber podido dominar su pequeño mundo. Detrás de cualquier regimen absolutista como el que él parecía pretender implantar (justificándose ante Thor afirmando que los humanos se destruían entre ellos y que si él los gobernaba la locura terminaría) hay una persona que se autolegitima por medio de la fuerza (bélica y / o psicológica) pero que en realidad ha perdido todo dominio de sí mismo y, por tanto, solo la represión y el terror le proporcionan la sensación de control.
Pero Loki no es un dictador, o, al menos, no pretendía serlo. Él quería ser algo muy distinto: un líder. Como Thor. Siempre le ha echado en cara que ha vivido a la sombra de su grandeza, era a él a quiénes todos alababan y sus hazañas las que se celebraban. El impetuoso y temerario Thor movía masas mientras que él, más reflexivo y cerebral, estaba siempre en un segundo plano. Lo que comenzó como una envidia y rivalidad casi normal entre hermanos se convirtió en odio visceral al saber que Thor no le había arrebatado lo que era suyo, ya que él no tenía nada.
Un dictador es un líder por la fuerza. No era lo que Loki quería, pero era lo único a lo que creía poder aspirar. Puede que ni siquiera eso, ya que, tal como el agente Coulson le dijo, ni él mismo confiaba en ganar la batalla. Siempre fue un perdedor ante sus propios ojos y cuando no hay manera de ganar, solo queda la opción de saltarse las normas. Así nace un antihéroe.
Fuente: Blog Más que BlaBlaBla