Citando al gran Roberto Rodríguez Andrés: el mundo envejece. Y lo está haciendo, además, a un ritmo vertiginoso. En 2050, el número de personas mayores de 65 años se multiplicará por tres en todo el mundo, pasando de 524 millones a 1.510 millones. Es especialmente visible en América del Norte y, sobre todo, en Europa. Los votantes mayores están adquiriendo un papel decisivo en las urnas. Pero además este colectivo recoge siempre índices de participación muy por encima de los registrados en otros tramos de edad. Por tanto, no sólo son más sino que, además, acuden a las urnas también en mayor medida, lo que hace aumentar su poder en términos electorales. Roberto indica que entre el 25% y el 30% de los electores efectivos en las elecciones de los países desarrollados son personas mayores de 65 años (en Estados Unidos, en 2012, eran el 17%, y creciendo cada año).
No solo se trata solo de su fidelidad al ir a votar indefectiblemente elección tras elección, sino del aumento de esa fidelidad. En Estados Unidos, en 1980, un 59% de esas personas mayores iba a votar. En el año 2000 eran el 67%. En 2012 fueron a votar un72%. El aumento es constante, debido, tal vez, también a la mejora de la esperanza de vida y a ser más personas más activas.
De hecho, a menudo en comunicación política y en campañas no se tiene demasiado en cuenta a este (ya numerosísimo) grupo de edad. Y es una estupidez no hacerlo. Siguiendo con el artículo de Roberto en la revista El Molinillo (que podéis leer más extenso en este libro), “se debe tener muy en cuenta que las personas mayores no son un grupo homogéneo. No son iguales, no piensan igual y tampoco tienen un mismo comportamiento ante la política, como se ha visto en estudios que se han realizado sobre las tendencias de voto de este colectivo. Y, por tanto, los partidos no pueden dirigirse a ellos con una única estrategia o con un único mensaje”. Además, con el aumento de esperanza de vida, no es lo mismo dirigirse a alguien de 80 que a alguien de 65 años. Son ¡25 años de diferencia! Es otra generación, otra manera de entender el mundo y otras necesidades distintas. No podemos apelar de la misma forma a su voto. El aumento del nivel de formación también ha crecido, así como la actividad social de este grupo de edad.
Es aquí donde en comunicación política se está empezando (o debería) a segmentar a la población, también mucho más formada y cada vez con más fuentes de información y de socialización a través de la Red. Es lo que se conoce como la generación “silver surfer”, aquellos mayores que disponen de Internet y que se conectan diariamente. En el Reino Unido, recientes encuestas indican que, atención, el 80 % de las personas mayores de 50 años usan ordenador. Más de cuatro millones de personas mayores ahora son dueños de sus propios equipos y alrededor de 600.000 los están utilizando en los colegios y bibliotecas. Los usuarios online se han triplicado en mayores de 65 años solo de 2006 a 2013. La perspectiva es distinta, las conexiones, constantes. La posibilidad de llegar a ellos vía Internet ahora es posible, de segmentarlos, de buscar qué les interesa y que incentivos se les puede ofrecer para que vayan, no solo a votar –la mayoría ya lo hacen- sino de votar a tu partido, o bien descubrir por qué no lo hacen, o bien movilizarlos para que ayuden a las campañas.
Tienen otras preocupaciones, ven otros programas de televisión, conocen a otra tipología de personas, cada uno tiene un contexto diferente dependiendo de su edad, incluso usan la Red para diferentes cosas… pero todo ha cambiado. En política, como a menudo, aún no se han dado cuenta del todo, como sí lo han hecho los expertos de marketing y diferentes empresas, que ya dedican productos exclusivos a estos segmentos (y lo digo en plural) de población mayor de 65 años. Desde viajes a aplicaciones de banca, a tablets o teléfonos móviles con un teclado más grande, webs específicas de salud, entretenimiento…
Pero lo que más usan estas personas, según un estudio de ComScore, es Skype , Facebook, whatsapp y correo electrónico. Se dice que el uso de la Red en jóvenes puede producir aislamiento, pero en el caso de los mayores es al contrario, están más conectados e informados que nunca, se muestran activos online, lo que les permite serlo también offline, y menos deprimidos que nunca. De hecho, su uso de la Red es mayor que en otros segmentos de población. Otro estudio analizó la función cerebral de los individuos después de usar el Internet durante una semana , y se demostró que mejoraba la función nerviosa en el grupo de mayor edad. Estos mayores de 65 años pasan un promedio de 33 horas online en comparación con las 32 horas de los que tienen 18-24 años y de 22 horas para los de 12 a 17. También el 12,7% de estos mayores usan Facebook, por un 12% de los menores de 17. El 90% usa emails, por solo el 73% de los adolescentes.
No son un sujeto pasivo, sino cada vez más activo y crítico, que pueden organizarse, que piensan diferente, que quieren hacer cosas y actuar, también, políticamente. No se puede comunicar con ellos como se hacía hace 40 años (y aún se hace). Los tiempos de la homogeneidad han terminado. Especialmente en este grupo de edad. Es hora de darse cuenta.
En cualquier caso, la vieja idea de pensar en los mayores de 65 años como un público pasivo que solo se preocupa de cobrar su pensión a fin de mes, ha pasado a la historia.La Red, la mejora de salud, la formación, nuevas maneras de ver el mundo… los ha vuelto activos, o con la capacidad de serlo. Antes se den cuenta los partidos, antes se podrá llegar a ellos.
Fuente: Blog de Xavier Peytibi