“Espero que hayan disfrutado el discurso de Obama. No se escuchaba algo tan convincente y tan cariñoso desde hace tiempo. Así que, con completa sinceridad: gracias Obama”. De esta manera se despedía de @POTUS, a través de Twitter, el escritor Stephen King. Él no ha sido el único. Artistas, cantantes, científicos y un sinfín de personalidades del mundo político se han despedido de Barack Hussein Obama II, el cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos de América.
Nosotros también deberíamos decirle adiós al Presidente Norteamericano que nos rodeó de tantas bondades comunicacionales. Y es que si hacemos un recuento podemos mencionar: el “Yes We Can” y “Forward”, así como su incursión de las redes sociales tanto en campaña como desde su manejo de imagen; el ciberactivismo. Sus discursos casi musicales, sus fotografías, ese sexapil político que nos encantó en América Latina. Obama siempre jugó con la creación visual y auditiva de contenidos.
Barack Obama utilizó el sentido de la esperanza como palanca política para cubrir las decisiones difíciles que tomó en sus mandatos; además de muchos sentimientos más. Se entregó a sus audiencias como “una persona real”: un fanático de los deportes, así como cualquiera lo puede ser; un hombre que lloraba ante situaciones frustrantes de la vida, pero que también podía ser duro y agresivo contra sus enemigos; un padre de familia que en ningún momento ocultó su amor hacia su esposa y sus hijas; la imagen de una persona que, en muchos aspectos, es como nosotros, y como tal conoce las tribulaciones del día a día. Ese era el producto del marketing político que los estadounidenses tuvieron como Presidente. Ese es el producto del marketing político que los latinoamericanos anhelamos tener.
Obama en el 2008 ganó el Advertising Age’s marketer of the year la primera vez que un político ganó el voto de cientos de marketeros profesionales y destronando a marcas como Apple, Nike y Zappos. Desde ese momento, la campaña de Barack Obama fue elogiada por su innovador uso de la tecnología Web, aspecto que marcó todos sus movimientos políticos y que contribuyó a la creación de herramientas para el involucramiento de los jóvenes en su campaña.
La estrategia mediática de Obama fue un ejercicio de convergencia, término académico importante que describe cómo las prácticas de los medios mezclan el contenido de una variedad de géneros y plataformas, de manera que se integra el contenido de los medios de comunicación y la tecnología con las redes de comunicación interpersonal. Por ejemplo, la presencia de Obama en YouTube identificó en el tiempo un continuo en la escritura sobre la comunicación política; el uso de Instagram y Spotify como herramientas para la colocación de mensajes entre los más jóvenes.
En fin, muchos elementos que constituyeron la “Obamanía” y que ahora debemos decir adiós, para decir: ¡Bienvenido Donald Trump!, otro producto mediático muy interesante para analizar.
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Fuente: Política Comunicada