Por: Jéssica Osorio
Las ciencias políticas, ese campo que antaño supieron explotar para bien o para mal, grandes estrategas quienes marcaron con su influencia a líderes que trascendieron en la historia mundial.
Hablarle al oído a un candidato a ocupar un puesto de elección popular es jugar con fuego. Hay que analizar escenarios, aconsejar en decisiones y sobrellevar el pesado ritmo de una campaña electoral.
Buscando en la historia reciente nos encontramos con quienes supieron romper esquemas y lograr triunfos. Recordemos a Dick Morris, (catalogado como el ciudadano más influyente en los Estados Unidos, según la Revista Time y fue galardonado con el Honorary Victory Award 2015) y quien estuvo detrás de la reelección de Bill Clinton en 1997 pese a carecer del apoyo del Congreso.
A Morris se le atribuye la victoria de Vicente Fox en 2000 rompiendo con los 71 años del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el control de la Presidencia de la República de México y decenas de campañas más.
Tenemos a José Adolfo Ibinarriaga, el hombre que asesoró en la campaña que colocó a Rafael Correa en la Presidencia de Ecuador y a Juan Carlos Limón, considerado “El Arquitecto del Poder” o “El Rey Midas de la estrategia política”, tras una serie de triunfos que incluyen la elección mexicana que dio la victoria a Enrique Peña Nieto.
Iniciemos con reconocer cuáles son las áreas de acción de un estratega. El uruguayo Daniel Eskibel, autor del reconocido blog Maquiavelo & Freud, nos explica que el consultor político investiga el mercado electoral, es decir, de una manera científica nos informa sobre el conjunto y los segmentos más relevantes en la contienda, utiliza encuestas, datos, antecedentes, estudios sociológicos y demás insumos para conocer bien el terreno que se pisa.
También analiza a los candidatos rivales (descubre sus fortalezas, debilidades y estrategias); audita la imagen del candidato que asesora; diseña la estrategia de campaña; construye la personalidad pública de quien lo contrata; crea los textos básicos de la campaña; ayuda a preparar sus apariciones públicas; dirige las tareas publicitarias, tareas informativas y de relaciones públicas y orienta en las situaciones de crisis, entre otros.
En Centroamérica pareciera que todo está incipiente, pero echemos un vistazo a cuánto cuesta contratar un consultor político de alto nivel en las tendencias mundiales.
La revista Washington COMPOL de MPR Group (la comunidad de consultores con sede en Washington DC) reseña en un artículo del comunicador guatemalteco Luis Urbina en donde cita que “a un consultor se le paga por su experiencia, contactos y reputación” y menciona que solo por una hora de trabajo, estaría cobrando desde US$50 hasta los US$150.
Si alguien está interesado en elaborar una encuesta para poblaciones que superan los 150 mil habitantes, debería tener capacidad de desembolsar unos US$60 mil (según el rate mundial) y, en Guatemala, los precios por un cuestionario con una muestra consistente en 1 mil 200 boletas, significaría una inversión entre los US$15 mil y los US$25 mil.
Si después de estas valoraciones, aún el político tiene dudas sobre seguir los consejos de su estratega, vale la pena traer a la mesa la recomendación del argentino Carlos Souto, ganador del premio Victory Award 2014 en la categoría Campaña del Año: “Si contrata a un asesor, hágale caso. No hacerlo, es como recurrir donde el médico en busca de un diagnóstico pero no seguir su receta”.
*Artículo originalmente publicado en la Revista Compolítik