Las emociones juegan un papel importante en las estrategias electorales, la forma en que influyen ha sido estudiada por un gran número de académicos, generando diversas teorías y aproximaciones que tratan de establecer las consecuencias que producen en el comportamiento político de los individuos.
La Teoría Inteligencia Afectiva es una de las más extendidas en la explicación de este fenómeno, estableciendo la existencia de dos sistemas, en las cuales el individuo se posiciona de acuerdo a las emociones que experimenta (ira, miedo, tristeza, orgullo), denominadas “Disposición” y “Vigilancia”, las cuales producirán un comportamiento determinado que se reflejará en sus decisiones políticas.
En el caso de la “Disposición”, los estudios relacionan a la ira (aversión), felicidad y tristeza (orgullo) como las emociones ancla de este sistema, en el cual la conducta del individuo está influenciada por la acumulación de decisiones o concepciones repetidas, lo cual se denomina hábitos (creencias básicas) y que asimila durante su rutina diaria, lo cual incluye su inclinación partidista, su posición ante determinada situación política o ciertos candidatos.
En este sentido se puede afirmar que el individuo que se posiciona en este sistema, tiene la certeza que su conducta –decisión política- es la adecuada, por lo que podemos establecer la proclividad a movilizarse en favor o en contra de determinada opción electoral, por ello las estrategias electorales buscan introducir en las campañas dichas emociones con la finalidad de mantener a su electorado cautivo o incentivar el apoyo de nuevos votantes.
Por ejemplo, en el caso de las emociones en las estrategias de campaña durante la elección presidencial de México, podríamos retomar la utilizada por Andrés Manuel López Obrador y su partido -MORENA-, la cual se centra en explotar el descontento social contra el partido oficialista -PRI- y su actual gobierno, a quien el electorado identifica como corrupto, debido a los constantes escándalos que han enfrentado entorno a este tema. Por lo cual, la línea discursiva de López Obrador se ha enfocado en incentivar la aversión de la sociedad hacia las prácticas corruptas y exceso de privilegios de la denominada “mafia del poder” y en la cual engloba a todos sus rivales políticos.
Bajo esta dinámica la parte del electorado que considera como creencia básica a la corrupción como una situación inaceptable para el país y que la misma tiene su origen en determinadas fuerzas políticas, asume la necesidad de confrontarlas sin dudarlo, puesto que sus hábitos están suficientemente definidos en este sentido, incentivando su movilización en favor de aquella opción que en su entender comparte sus creencias, siendo López Obrador y MORENA quienes se han establecido en esta premisa.
Asimismo, podríamos hablar del orgullo como una emoción también utilizada en su estrategia electoral, toda vez que parte de su línea discursiva se ha centrado en la exaltación y defensa de la soberanía nacional ante los constantes ataques del Presidente estadounidense Donald Trump.
Lo anterior podemos observarlo en los siguientes spots:
- Escaleras
- Avión
- Mexicanismo
- Fueros y Privilegios
Mientras que en el caso del estado de “Vigilancia” el individuo experimenta la emoción del “Miedo” (ansiedad) como detonante de la necesidad de prestar mayor atención al contexto en el que está inmerso antes de tomar cualquier decisión, puesto que considera sus hábitos no son suficientes para poder confrontar el estímulo que lo provoca.
En este caso, la ansiedad se traduce en la desmovilización del votante, ante la duda de si sus decisiones serán las más adecuadas a sus necesidades, es decir, el individuo no es capaz de actuar plenamente ante lo desconocido, hasta que no se sienta completamente informado.
La introducción del miedo es sin duda un poderoso elemento dentro de cualquier estrategia; sin embargo, su efectividad está supeditada en gran medida al conocimiento que el elector haya obtenido y asimilado previamente de la situación o candidato determinado que se intenta establecer como estímulo de esta emoción.
En este sentido, podríamos tratar de ejemplificar como estos sistemas están presentes en las estrategias electorales por la Presidencia de México, donde el equipo de campaña del partido oficialista -PRI-, ha introducido el factor del “Miedo” como elemento eje de su estrategia para disminuir la intención de voto a favor de Andrés Manuel López Obrador -MORENA-, lo cual podemos apreciar en los siguientes spots:
- Educación
- Amnistia
- Empresas Extranjeras
- Incongruencia
- Reforma Educativa
Estos spots, buscan generar dudas en el electorado que podría votar por López Obrador, en base a los efectos que representaría para la economía, la sociedad y la familia su elección como presidente. Siendo una estrategia que se utiliza por segunda vez en su contra durante una elección presidencial.
Sin embargo, a diferencia de los comicios del año 2006 donde el miedo evito en gran medida su victoria, actualmente y después de 12 años de campaña permanente, el electorado para bien o para mal tiene plenamente identificada su imagen e ideas, por lo que si el miedo requiere del desconocimiento como factor de eficacia, entonces podríamos afirmar que no se lograra una efecto similar al de 2006.
Aclarando que lo anterior, no es una afirmación de que la intención de voto a favor de López Obrador no se verá disminuida, sino que esta disminución será mucho menor que en 2006, además de que esto no se traducirá en un mayor crecimiento del PRI, puesto que la aversión que en este momento experimenta el electorado, lo podría inclinar hacia otra fuerza política distinta.
Por lo que habrá que esperar a que el proceso electoral siga su curso para conocer si la afirmación anterior se cumple.