Entrevista a J.J. Rendón, publicada en Dinero.com
Dinero: ¿El imán de las elecciones de octubre lo atrae de nuevo a Colombia?
J.J. Rendón: Estamos abriendo oficina en Bogotá, que será inaugurada en mes y medio. Establecimos allí una sociedad muy interesante. Durante seis años hemos entrenado a muchos colombianos en diferentes especialidades. Todos ellos ya están dando la talla fuera de Colombia, trabajando en Honduras, en Guatemala, Argentina, México y República Dominicana y hoy conforman el 35 por ciento de nuestro equipo. Con ellos desarrollaremos los nuevos proyectos en Colombia y otros ocho países.
¿Quiénes serán sus socios en Colombia?
Por un tema de confidencialidad, y también por seguridad, todavía no puedo dar sus nombres. Pero puedo anticipar que cuarenta personas harán parte de la planta directa y trabajaremos indirectamente con más de 500 para estas elecciones. Estaremos trabajando con el Partido de La U. Con Juan Lozano o con cualquier miembro de la directiva pueden verificar que estamos conversaciones desde el año pasado.
¿Tendrán exclusividad con la U?
Nosotros no nos cambiamos de partido y eso marca una diferencia con cualquier otra empresa. Trabajamos para quienes estés alineados con un proyecto de fondo, para quien crea en nuestra disciplina. Queremos que si nos contratan nos usen y el trabajo se vea.
¿Otras fuerzas políticas están entonces descartadas?
La única manera de que termináramos asesorándolas sería que fuesen en alianza con La U. o que ingresaran al proyecto de Unidad Nacional.
Ha habido rumores según los cuales usted ha hecho parte de la estrategia de defensa del Alcalde de Bogotá, a propósito de cuestionamientos que ha recibido…
Nada más lejano a la verdad. Esa es una burla, una ironía comparable a la que surgió cuando andaban diciendo que yo fui el que propuso que Peñalosa se viniera para La U. Tengo amigos en el Polo Democrático, pero ni ahora ni en el futuro tendré relación con algo que huela a Polo.
¿Pero usted ha tenido contacto con Samuel Moreno?
Conozco a Samuel hace seis años o siete años. Él quiso que yo lo ayudara en la campaña a la Alcaldía. El presidente Uribe y La U. quería que yo ayudara a Peñalosa, pero él no quiso. En ese momento le dije a Samuel: “Tú no me necesitas; puedes ganar solo porque como la campaña de Peñalosa es tan mala que, mejor, ahorrate esa platica”.
A propósito de su relación de exclusividad con la U., ¿usted ve a Uribe como Alcalde de Bogotá?
Uribe es un monstruo político, un trabajador incansable. Si se lanzara ganaría.
¿Usted lo asesoría?
Yo lo acompañaría, pero esa es una plata que no se necesita gastar. En todo caso, Uribe no pude quemar su futuro. Me parece que está para objetivos superiores.
¿Cuánto cobra usted por una asesoría política?
Nosotros no tenemos tarifas, hacemos planes a la medida. Tampoco imponemos ofertas al cliente. Siempre tenemos menos clientes de los que pudiéramos. Tenemos más demanda. Por cada cuarenta potenciales clientes, nos quedamos con uno. Hemos tenido campañas iguales en donde a unos les hemos cobrado más y a otros menos. Y la razón es simple: nosotros evaluamos la campaña por el esfuerzo, por la diversidad de técnicas o de metodologías o de especialistas que involucramos. Es como si usted le preguntara a un médico, sin diagnóstico, cuánto vale una operación.
¿No compite con precios?
No, y eso les molesta mucho a los colegas porque no tienen cómo competir con eso. Los demás tienen tarifas en abastracto o cobran anticipos grandísimos. Buscan el contrato, pero no ofrecen garantías de resultados.
¿Cuánto factura anualmente? Personas próximas a usted dicen que cerca de US$50 millones…
No suelo hablar de cifras. Puedo decir solamente que el 60% de la facturación viene de México. Colombia no es nuestro principal mercado y es más chiquita que nuestra facturación en Centroamérica. Por eso la queremos reforzar.
¿Cómo maneja la relación inversión-facturación?
Más del 40% del ingreso están destinados al mejoramiento continuo. Toda nuestra gente está en entrenamiento todo el tiempo porque, como el trabajo es estacional, hay momentos en los que hay campañas y hay momentos en los que no y la gente se enfría, pierda la disciplina. Lo que hacemos es que los mantenemos todo el tiempo analizando casos, asistiendo a seminarios, haciendo simulaciones. Hoy un consultor júnior de mi empresa es equivalente a un productor senior de cualquier otra empresa.
¿Y el otro 60%?
Somos una empresa que factura mucho y se porta austeramente. Pagamos buenos honorarios a nuestro personal, tratamos bien a nuestros proveedores, cumplimos con nuestros. Ninguno de nosotros usa avión privado, cuando a veces hace falta; no tenemos lujos o cosas que fuera de lo común. Me preocupo sí por mi gente y cada vez que vamos de gira llevamos un dietista y un experto en en cuestiones de salud. Pero esa parte de nuestra inversión. Nosotros vendemos conocimiento, experiencia y una forma metodológica de hacer las cosas. Nosotros no vendemos ni lujo, ni despliegue ni derroche. A mi eso me parece un buen ejemplo, tanto para mis clientes como para mi personal.
¿Cuál va a ser su foco de trabajo para reforzar el mercado colombiano que, según dice, es tan pequeño?
Vamos a trabajar la estrategia general de la campaña. Tenemos alianza con empresas colombianas para diferentes servicios colaterales: grupos de enfoque, producción, y publicidad. Cuando nos interese, haremos el trabajo de manera directa. En otros, a través de alianzas de mutuo beneficio o alianza estratégica.
¿Se ocupará exclusivamente de perfilar estrategias electorales?
El portafolio de servicios incluye estrategia general de campaña, asesorías en planes de gobierno, manejo de crisis, campañas de interés público, marketing de gobiermo, marketing de personalidades, que es una cosa que no existe en Colombia. Aquí nuestros clientes no serán exclusivamente políticos, sino también actores, líderes sindicales, empresarios e interesados en estudios de opinión pública.
Es un lugar común que a usted le acusen de desplegar campañas de propaganda negra. ¿Hay “tácticas inconfesables” que le agreguen valor a su trabajo?
No . Mi mis límites están señalados por la ley y por la ética. Jamás haría algo que sea delito o que parezca un delito.
Sin embargo, hay quienes piensan otra cosa. Nicolás Uribe, por ejemplo, lo acusó de haberlo amenazado con una campaña de desprestigio. Alonso Salazar, a quien usted asesoró para llegar a la Alcaldía de Medellín no habla bien de usted…
Los medios ignoran que la Fiscalía archivó una investigación en mi contra porque no encontró mérito para encausarme. Sin embargo, me abstuve de demandar a Nicolás Uribe por falsa denuncia. Yo le otorgué mi perdón a Nicolás Uribe. A Alonso lo tengo demandado por calumnia. Él y los miembros de su campaña usaron los servicios hace años y después, cuando se unieron con los verdes, iniciaron una campaña de descrédito. Yo les he dicho que cómo era aquello de que yo era bueno cuando estaba con ellos, pero malo cuando estaba en un bando distinto.
El presidente Uribe en su momento estaba interesado en que a Alonso le fuera bien y a (Sergio) Fajardo también. Él creyó en algún momento que Fajardo podía ser una alternativa política en Colombia hace cuatro o cinco años, cuando el Partido de La U apenas había ganado una elección al Congreso.
Según El Tiempo, le esposa de Mockus, Adriana Córdoba, le cantó a usted la tabla el día que se encontraron en la proyección de un documental sobre el Partido Verde.
Más que un regaño fue una catarsis. La misma productora del documental, mi buena amiga Margarita Martínez, fue testigo de la conversación. Hubo una conversación donde yo le entiendo que Adriana usara un tono subido. Si tu eres verde hay cosas que se te revuelven: ellos estuvieron a punto de ganar esta elección y entonces les duele lo que pasó. Yo me pongo en el zapato del otro. Cuando ganamos, jamás me vanaglorio. Justo la noche que ganamos mi preocupación era: ¿cómo se sentirán ellos? ¿Qué le estará pasando? ¿Cuántas deudas quedará por pagar?
¿Y entonces qué pasó?
Esa noche, cuando salimos, yo fui muy respetuoso: saludé a Mockus, a Fajardo, hablé con todo el mundo en un muy buen tono. En Colombia hay una cultura de civilidad que es lo que más me gusta del país. Con Adriana nos sentamos afuera. Ella estaba muy movida por el documental. Insistió en el tema de que nuestra campaña había sido una campaña poco ética. Yo le dije: “ya está bueno. Si ustedes tienen un soporte de eso, ¿por qué no denunciarlo? También hablamos sobre sus frecuentes ataques a Uribe. ¿Tu crees –le dije- que hay una política de matar campesinos y hacerlos pasar como falsos positivos? ¿Tu sabes el daño que se le hace a Colombia cada vez que afuera alguien piensa eso? Por su puesto que es cuestionable, lamentable que alguien se haya atrevido a hacer eso?
Fue una discusión fuerte. Me dijo que ella no compartía el planteamiento del gobierno, pero que en el caso mío ella se quitaba el sombrero. “ Tu catarsis te hace bien y me voy con la conciencia tranquilidad”, le respondí.
¿Por qué le llamó la atención ir a ver el documental sobre el Partido Verde?
Margarita me invitó. Ellas es una directora colombiana que yo respeto y admiro, que hizo un documental fabuloso que se llama La Sierra. Aunque ella tenga su corazoncito verde, ese no importa. Yo tengo una productora de cine documental que se llama Get Real y tengo un gusto muy especial por el séptimo arte.
¿Entonces también hace cine?
Acabó de terminar un documental que lo produzco. Se llama “Ahí viene el lobo”. Su argumento está relacionado con la pandemia de la AH1 N1. Crítica la política de la Organización Mundial de la Salud y cuestiona el daño que se le produce a la humanidad al inventar una pandemia para favorecer a la industria faramacéutica. Este documental lo narra Andy García y fue filmado en doce países.
¿Cómo es su relación con el presidente Santos?
Nosotros tenemos una muy buena relación, aunque esa relación formalmente no se llame asesoría. Es como cuanto tú dejas de ir al médico, pero tu médico sigue siendo tu médico. Hay relaciones sólidas, fuertes y sustentadas. Ahora, por ejemplo, cada vez que voy a Colombia hablamos de temas y nos mantenemos en contacto. Hay una relación de influencia mutua.
¿De qué temas hablan?
Tengo un muy estricto código de confidencialidad. Nunca verás publicado en un medio algo que un cliente no me haya autorizado a divulgar. Mis colegas suelen echar cuentos para dar a entender que tuvieron una relación privilegiada con un cliente. A mi me parece eso muy malo.
¿Usted llegó a Colombia por Uribe o por Santos?
Fui en octubre de 2005 a un seminario que se llamaba “camino a la victoria” que organizó el Centro Interamericano de Gerencia Política .Ahí estaba el Nuevo Partido, todavía no se llamaba Partido de La U. y necesitaban un estratega. Santos me pidió que lo ayudara. Establecimos un compromiso a largo plazo. Ese Trabajo en particular lo hice a riesgo, por ejemplo. “Vamos a hacer este experimento a ver cómo nos va y, si nos va bien, vamos a ver cómo establecemos una relación a largo plazo”. En ese momento nadie creía que La U fuera a ser lo que hoy es…
Usted dice que sus límites con la ley y la ética. ¿No es un fardo muy pesado asesorar a un partido que, como el PRI en México, no es considerado propiamente como un guardián de la ley y de la ética?
Yo soy anti-etiqueta. Por ejemplo no creo que los chavistas sean todos malas personas o que tengan malas intenciones. Yo Creo que la mayoría son personas que querían un cambio. Creo que el PRI tiene unos objetivos claros de cambio.
¿Usted concibe una campaña política como una guerra?
Los límites de mi pragmatismo son la ley, un código interno y el uso legítimo de la fuerza. Eso quiere decir que nosotros no usamos ciertas metodologías si no son estrictamente necesarias y no las usan contra nosotros.
Fuente: Dinero.com